Los niños pequeños están tan presentes
con su experiencia que usualmente no necesitan conectarse con el momento. A
medida que crecen, sin embargo, las complejidades de la sociedad, las presiones
del colegio y las distracciones de la tecnología juegan un rol significativo en
sus vidas diarias. Ellos, como nosotros, necesitan toda la ayuda posible para
volver a casa con consciencia y compasión. Lo que han aprendido de sus padres
con el correr de los años puede hacer una contribución significativa a su
habilidad para hacerlo.
Es difícil separar el educar a un niño
consciente de educar a un padre consciente, ya que a menudo, sin siquiera
notarlo, estamos enseñando a nuestros niños de modo pasivo a ser conscientes o
inconscientes. Podemos estar tan enfocados en “enseñar” a nuestros niños a ser
adultos responsables y compasivos que olvidamos que ellos están mayormente
aprendiendo al ver cómo somos en el
mundo.
Si estás prestando atención mientras respondes a las preguntas
de tu niño, le estás enseñando que escuchar completamente no es tan importante.
Si estás hiper-estresado y le gritas algo feo al chofer que te cerró el paso,
le estás enseñando a tu hijo que la agresión es una respuesta saludable ante
las ofensas percibidas. Por otro lado, cuando te detienes a ayudar a alguien a
quien se le cayó algo en la calle, le estás enseñando a pensar en los demás, la
raíz de la compasión. Cuando estás dispuesto a hablar abiertamente de
emociones- tanto tuyas como las suyas- y te tratas a ti mismo con amabilidad en
los momentos difíciles, inspiras la inteligencia emocional y la auto-compasión.
Cuando te recuperas de tus errores en lugar de sumergirte en la vergüenza,
estás modelando la resiliencia.
También hay más maneras activas en que podemos enseñar atención
plena a nuestros niños. Podemos encontrar maneras creativas de inspirarlos- sin
tratar de imponerlo, plantando las semillas. Puedes empezar comenzando por la
atención plena de la emociones. Incluso cuando los niños pequeños de 2 años
están molestos o contentos, puedes nutrir la auto-reflexión y la inteligencia
emocional en ellos. Puedes ayudarles a identificar emociones y sentirlas en el
cuerpo. Eso sentará las bases para que lo hagan por su cuenta. Puede tomar un
tiempo, así que recuerda: tú estás simplemente plantando las semillas.
Asegúrate de tomarlo con calma y chequear: ¿Cómo te estás sintiendo ahora
mismo? ¿Cómo imaginas que tu niño se está
sintiendo?
“El Amigo de Reapiración” es una práctica usada por mucha gente
que trabaja con niños y atención plena. En nuestro programa CALM (siglas en
inglés para “Conectando Adolescentes con el Aprendizaje de Atención Plena),
hemos tenido éxito usándolo con niños pequeños, niños grandes y adolescentes.
Es muy sencillo de hacer con nuestros propios niños.
Práctica: Amigo de Respiración
Esta es una práctica divertida que pueden
hacer juntos, como familia. Para empezar, consigue un muñeco de peluche pequeño
para tu niño, o una roca suave de río para tu hijo adolescente. Este será su
“amigo de respiración”. Luego, todos se echan, ponen su amigo de respiración en
la barriga e intentan hacerlo subir y bajar con cada inhalación y exhalación.
Es útil animar a todos a respirar lento contando hasta tres en la inhalación y
de regreso a uno en la exhalación.
Es una herramienta que tus niños
pueden usar para calmarse en momentos estresantes, como cuando se están
sintiendo ansiosos antes de un examen o después de una disputa tensa con un
amigo. Para niños pequeños, puede ser útil el crear una historia incorporando
al amigo de respiración, para involucrarlos más.
Nuestros momentos más significativos
ocurren cuando bajamos el ritmo y nos sintonizamos con las cosas simples de la
vida. No siempre es fácil de hacer- otras cosas en la vida pueden parecer más
importantes- pero cuando te detienes y recuperas la perspectiva te beneficias
tú, tu pareja y tus niños. Eso ayuda a los miembros familiares a regular sus
emociones durante momentos de lucha, crea flexibilidad y creatividad, y cultiva
la gratitud, empatía y compasión.
Cuando aprendemos a ser agradecidos por los buenos momentos y a
no perder la gracia durante los momentos difíciles, se nos abre la vida real y
no una versión distraída y automática de ella. Recuerda, educar a una familia
consciente que te incluya a ti mismo, a tu pareja y a tus niños, es una
práctica: no lo harás perfectamente. Cuando te apartes de tu intención,
perdónate. En ese momento puedes descubrir algo vital: siempre puedes elegir
comenzar de nuevo.
**Traducido de: http://www.mindful.org/raising-the-mindful-family/
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