martes, 29 de noviembre de 2016

Ecuanimidad Vs Indiferencia


Resultado de imagen para ecuanimidadEl enemigo cercano de la ecuanimidad es la indiferencia o insensibilidad. Podemos aparecer serenos si decimos “No estoy aferrado. No importa lo que suceda, porque todo es transitorio.” Sentimos un cierto alivio pacífico porque nos retiramos de la experiencia y las energías de la vida, pero la indiferencia se basa en el miedo. La verdadera ecuanimidad no es un retirarse, es un compromiso balanceado con todos los aspectos de la vida. Es una apertura a la vida entera con compostura y tranquilidad, aceptando la naturaleza tanto hermosa como terrorífica de todas las cosas. La ecuanimidad recibe al amado y al no amado, al agradable y desagradable, al placer y al dolor. Elimina el aferramiento y la aversión. Aunque todo es temporal y como un sueño, con ecuanimidad hacemos honor a la realidad de la forma. Como dice el maestro Zen Dogen: “Las flores se caen con nuestro aferramiento, tal como las hierbas crecen más con nuestra aversión.” Al saber que todo cambiará y que el mundo de los fenómenos condicionados es insustancial, con ecuanimidad somos capaces de estar completamente presente y en armonía con él.



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