Todos tenemos prejuicios,
todos tenemos puntos de vista. No solo tenemos ideas, sino que tenemos
opiniones e innumerables juicios, especialmente acerca de otra gente. Podríamos
esperar liberarnos de tal enredo, pero usualmente lo que encontramos es que solo
intercambiamos un juego de prejuicios por otro.
La práctica de la
meditación de atención plena-conciencia no toma lugar en un vacío. Sucede
dentro de un cierto contexto y punto de vista. En la tradición Budista, la
meditación es a menudo presentada en el contexto de “visión, meditación y
acción”. Cada uno de estos tres es esencial, como un sistema de controles y
contrapesos.
Si no entendemos la visión,
la práctica de la meditación puede ser más una trampa que un medio de
liberarnos del engaño en que estamos. Sin un entendimiento del no-teísmo y la
motivación de beneficiar a los demás, la práctica de la meditación puede
degenerar en una auto-absorción y un escapismo. En lugar de aflojar nuestro
aferramiento al ego, puede perpetuar nuestro desconocimiento y codicia. En
lugar de conectarnos con nuestro mundo, puede sustraernos de él. La práctica
meditativa podría ser incluso una herramienta de agresión, un modo de aclarar
la mente antes de salir a cometer nuestro siguiente asesinato. La meditación
por sí misma no es la cura mágica a todos los problemas. La visión informa a la
práctica.
Así también, la meditación
balancea a la visión. La práctica de la meditación es un modo de aflojar
nuestra solidez. Sin práctica, incluso la visión más inspirada puede volverse ideología
rígida. La meditación nos hace darnos cuenta de la inutilidad de aferrarse a
cualquier visión rígida. Vemos la naturaleza de nuestro aferramiento a puntos
de vista particulares, y la simplicidad de permitir que tales visiones se
disuelvan. La ironía es que la motivación y la visión apropiadas son
esenciales, y al mismo tiempo, es también esencial no aferrarse a ninguna
visión.
La acción, el tercer componente, es un balance para tanto la
visión como la meditación. La meditación no importa mucho si no tiene efecto en
el resto de nuestra vida. Así también, podemos estar llenos de palabras vacías
que no llevan a ningún cambio en nuestra vida o nuestra relación con los demás.
Necesitamos actuar sobre la base de nuestro entendimiento y nuestra conciencia.
La acción, tal como la visión y la meditación, no aparece sola. La
acción sin claridad de visión es algo equivocado y propenso a causar más mal
que bien, y una acción sin meditación tiende a ser apresurada y compleja, en
lugar de ser espaciosa y sencilla. Pero si estos tres factores están
equilibrados, la claridad de visión y la conciencia meditativa impregnan todas
nuestras actividades.
En el camino Budista integramos nuestras acciones, nuestra visión
y nuestra práctica. Es un equilibrio de conciencia, comprensión y acción,
trabajando armoniosamente juntas. De ese modo, nuestra energía no se divide o
dispersa, sino que estamos completamente presentes en cualquier cosa que
hagamos. Eso es lo que significa ser un ser humano genuino.
En el Budismo, el punto no es solo llegar a ser meditadores expertos,
sino el cambiar nuestra completa manera de dirigirnos a la vida. La meditación
no es meramente una técnica útil o gimnasia mental, sino una parte de un
sistema balanceado diseñado para cambiar el modo en que afrontamos las cosas a
un nivel fundamental. En este contexto, es un modo de exponer y eliminar los
problemas esenciales del aferramiento y la fijación con el ego que nos separa
de los demás y que causa dolor interminable.
Hay muchas variedades de meditación y muchos contextos diferentes
en los cuales ocurre. Incluso dentro de la tradición Budista, hay muchas
variedades de meditación y muchas diferencias de opinión acerca de lo que trata
la meditación. Sin embargo, donde sea que aparece, está matizada por uno u otro
prejuicio. Actualmente, la gente arranca técnicas como la meditación de sus contextos
tradicionales, mezcla y ajusta prácticas de tradiciones muy diferentes, y las
aplica en nuevas configuraciones. La práctica meditativa se está siendo presente
cada vez más en un modo secular, libre de trampas religiosas. En los Estados
Unidos, tiende a ponerse en una categoría general de “técnicas de auto-ayuda”. Como
resultado, la meditación ha sido “desmitificada” para mucha gente, que la ven
como un aspecto de un estilo de vida saludable, como trabajar o como comer comida
sana.
La meditación es usada como una terapia para calmar a la gente,
como curación (para disminuir la presión sanguínea, por ejemplo, o lidiar con
el dolor), e incluso como una manera de superarse en los negocios, o ganar en
los deportes. Está haciéndose cada vez más presente en la vida común. Esto no
es diferente a lo que le ha sucedido a la práctica del Yoga, que una vez fue
visto como un sistema sofisticado de entrenamiento espiritual, y ahora se
ofrece con regularidad. La técnica puede estar ahí, pero no hay corazón. Hay un
peligro de que la técnica de la meditación pueda ser reducida de modo similar. La
misma técnica diseñada para vencer al poder de la fijación por el ego podría
convertirse en otra capa de nuestro escudo de protección del ego.
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