¿Qué es “suficiente”? Carley Hauck explora
cómo construir una relación más saludable con las cosas a las que nos atamos- y
a las cosas que deseamos.
¿Alguna vez has querido algo tanto que has rezado
por eso, ahorrado por eso, y/o trabajado muy duro por lograrlo? ¿Luego, una vez
que lo obtienes, pensaste: “Hmmm, eso no fue tan genial como creí que sería y
ahora quiero algo más”?
La mente siempre anhela algo más, puede desear una nueva experiencia, un
sentimiento placentero o ansiar la adquisición de algo que se siente que traerá
placer. Sin embargo, las experiencias, sensaciones o sentimientos placenteros
que luchamos por conseguir no duran y a menudo nos encontramos a nosotros
mismos queriendo más. Lo único con lo que contamos en esta vida es la
impermanencia y su cambio continuo. Aquí hay unos cuantos ejemplos de
impermanencia:
- Has estado
ahorrando para ese viaje especial y todas las condiciones correctas se dan
para ir. Piensas “¡Estas va a ser las mejores vacaciones de mi vida!”. Vas
de vacaciones pero hay unos cuantos contratiempos que hacen que no cumplan
tus expectativas. Ahora necesitas algo más: unas vacaciones de tus
vacaciones.
- Obtienes el
tan luchado ascenso en el trabajo y piensas: “Ahora tengo todo lo que
necesito para ser exitoso.” En lugar de sentirte feliz con este éxito, tus
sentimientos cambian. Te das cuenta de que este ascenso ahora tiene mucha
más responsabilidad y estrés de lo que pensaste. Ahora quieres un trabajo
con menos responsabilidades.
- Pasas junto a
tu cafetería local, ves un pastel maravilloso y piensas: “Wow,
ese pastelillo relleno de chocolate es justo lo que necesito para
llegar bien a mi reunión de la mañana.” Lo comes y está delicioso, pero
ese sentimiento no dura. Tu reunión es desagradable de todas formas y
quieres otro postre para distraerte.
La codicia es uno de las tres corrupciones o estados mentales insanos
(codicia, aversión y desconocimiento). Las corrupciones de la mente son una
enseñanza común en la meditación, si alimentamos pensamientos de codicia y los
animamos a crecer, repitiéndolos una y otra vez en la mente, se manifestarán en
acciones insanas y torpes, causando daño a nosotros mismos y a los demás.
He estado estudiando y practicando meditación por los últimos 15 años y,
como parte de mi estudio y práctica personal, tomo 2 semanas de silencio cada
año. Cuando estoy en silencio durante varios días consecutivos, me vuelvo
atentamente consciente de la impermanencia. En el curso del día, mi mente puede
tener muchos pensamientos de codicia, aversión y desconocimiento. Con atención
plena, puedo estar consciente de estos pensamientos y, en lugar de alimentarlos
y actuar basado en ellos, puedo dar un paso atrás y observarlos. Esto me
permite experimentar mayor paz, alegría, satisfacción y sabiduría en lugar de
actuar en base a estos pensamientos negativos.
Nuestra sociedad a menudo nos condiciona y anima a buscar la felicidad
afuera de nosotros mismos. La noción de que este momento no es correcto tal
como es, estimula a las mentes que quieren más y al sobre-consumo. He estado
viajando regularmente a Pasadena, en los Ángeles, por trabajo. Luego de un
largo y muy fructífero día de enseñar y dar consejos sobre atención plena y
bienestar a uno de mis clientes, sentí el deseo de tomar una caminata veraniega
a través de las calles céntricas de Pasadena. En mi caminata, había muchas
tiendas y anuncios atractivos de ofertas. A medida que miraba las tiendas,
observe cómo mi mente acariciaba la idea de adquirir varios artículos en
oferta. Finalmente, entré en una tienda y decidí probarme un hermoso collar de
Mandala que estaba a 50% de descuento, a $30. Caía bastante bien con mi atuendo
y pensé en comprarlo. Afortunadamente, la atención plena estaba presente, junto
con mi deseo de comprar ese collar, y sabiamente me pregunté a mí misma estas
preguntas:
“Carley, ¿necesitas ese collar de Mandala?”
“No.”
“¿Realmente usarás ese collar?”
“Tal vez por un tiempo, pero tengo otros collares y realmente uso solo
un collar de modo regular”
“¿Cuántos otros collares o artículos de joyería tienes que ya no usas?”
“Unos cuantos.”
“¿Comprar este collar realmente aportará a tu colección?”
“No.”
“¿Es más comprar y consumir, solo porque sí, bueno para el planeta?”
“No.”
Después de oír mi diálogo interior, pensé: “voy a hacer una pausa y si
aún quiero de verdad el collar en unos días o una semana, regresaré por él.”
Eso fue todo y salí de la tienda, sin ningún remordimiento y disfruté el resto
de mi caminata de verano, lo que de verdad quería era caminar y el collar era
solo una bonita distracción.
Práctica: Haciéndonos conscientes de los deseos.
Cierra tus ojos y ponte en una postura cómoda. Saca partido de tu
respiración y tu cuerpo.
· Piensa en algo
hermoso. Trae a tu mente algo que quieras- que REALMENTE quieras. Mira
la imagen en tu cabeza- o si estás en una tienda o galería de arte, puedes
admirar el objeto por unos minutos. ¿Cómo se siente en el cuerpo? ¿Cómo se
siente en la mente? Permítete a ti mismo sentirlo en verdad. Imagínate a ti
mismo casi teniéndolo… siente la tensión ahí en la mente y en el cuerpo, estás
muy cerca de tenerlo. Casi está a tu alcance…
· Déjalo ir. Toma
una respiración profunda y deja que esos sentimientos se vayan. Como una práctica
similar en la revista Mindful sugiere:
“Acepta al objeto por lo que es, brillante, sin necesidad de ser poseído o
protegido por ti.”
· Evalúa lo que
tienes. Cambia tu atención hacia algo que ya tienes ahora. Permítete
apreciarlo: puede ser tu salud, tus seres queridos- solo nota cómo se siente.
Cuando dejas ir, ¿cómo se siente en la mente y en el cuerpo el tener suficiente
ahora mismo? Cada vez que te sientes enganchado y queriendo algo, nota las
sensaciones que genera y entonces lleva tu consciencia de vuelta a lo que ya
tienes. Un dicho útil que uso cuando identifico al deseo por las cosas es:
“Tengo todo lo que necesito ahora mismo.”
**Traducido de: http://www.mindful.org/tame-wanting-mind/
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