lunes, 31 de octubre de 2016
sábado, 29 de octubre de 2016
¿Por qué Meditar? (I)
Mírate
honestamente. ¿Dónde estás en tu vida? ¿A dónde han llegado tus prioridades
hasta ahora y qué intentas hacer con el tiempo que te queda? Somos una mezcla
de luz y sombra, de buenas cualidades y defectos. ¿Ya somos lo mejor que
podemos ser? Si no es así, ¿Qué podemos hacer para mejorar? Estas son preguntas
que vale la pena preguntar, particularmente si hemos llegado a la conclusión de
que el cambio es algo deseable y posible.
En nuestro
mundo moderno, estamos consumidos todo el día con actividades sin fin. No
tenemos mucho tiempo o energía restante para considerar las causas básicas de
nuestra felicidad o sufrimiento. Imaginamos, más o menos conscientemente, que
si realizamos más actividades tendremos experiencias más intensas y por lo
tanto nuestro sentido de insatisfacción desaparecerá. Sin embargo, la verdad es
que muchos nosotros continuamos sintiéndonos desilusionados y frustrados debido
a nuestro estilo de vida contemporáneo.
El
objetivo de la meditación es transformar la mente. No tiene que estar
particularmente asociado a ninguna religión en particular. Cada uno de nosotros
tiene una mente y cada uno de nosotros puede trabajar en ella.
¿Es posible
el cambio?
La
pregunta real no es si el cambio es deseable; es si éste es posible. Algunas
personas pueden pensar que ellos no pueden cambiar porque sus emociones
negativas están tan íntimamente asociadas con su mente que se les hace
imposible deshacerse de ellas sin destruir una parte de sí mismos.
Es verdad
que el carácter de una persona no cambia mucho en general a través del curso de
la vida. Si pudiéramos estudiar al mismo grupo
de gente por unos años, raramente encontraríamos que la gente molesta se
ha vuelto paciente, que la gente perturbada ha encontrado paz interior, o que
la gente pretenciosa ha aprendido humildad. Sin embargo, aunque pueden parecer
raros, algunas personas sí cambian, lo que muestra que este cambio es posible. El
punto es que nuestros rasgos negativos de carácter tienden a persistir si no
hacemos nada que cambie esa situación. El cambio no ocurre si solo dejamos que
nuestras tendencias habituales y patrones automáticos de pensamiento se
mantengan e incluso se refuercen a sí mismos, pensamiento tras pensamiento, día
a día, año tras año. Esos patrones y tendencias pueden ser desafiados.
La
agresión, la codicia, los celos y otros venenos mentales son
incuestionablemente parte de nosotros, ¿pero son una parte intrínseca,
inseparable? No necesariamente. Por ejemplo, un vaso de agua puede contener
algo de veneno que nos mataría inmediatamente, pero la misma agua podría estar
mezclada con medicina. En ambos casos, H2O, la fórmula química del agua se
mantiene inalterada; en sí misma, nunca fue venenosa ni medicinal. Los
diferentes estados del agua son temporales y dependientes de circunstancias
cambiantes. De un modo similar, nuestras emociones, estados de ánimo y rasgos
de mal carácter son solo temporales y elementos circunstanciales de nuestra naturaleza.
Un aspecto
fundamental de la consciencia
Esta
cualidad temporal y circunstancial se hace clara frente a nosotros cuando nos
damos cuenta de que la cualidad primaria de la consciencia es simplemente el
saber/conocer. Como el agua en el ejemplo anterior, el conocimiento o
consciencia no es buena o mala en sí misma. Si vemos más allá de la corriente
turbulenta de los pensamientos y emociones que pasan por nuestras mentes día y
noche, este aspecto fundamental de la consciencia siempre está ahí. El Budismo
describe esta cualidad cognitiva básica de la mente como luminosa porque
ilumina tanto el mundo externo a través de las percepciones y el mundo interno
de las sensaciones, emociones, razonamientos, memoria, esperanza y miedo.
Aunque
esta facultad cognitiva se encuentra detrás de cada evento mental, no es en sí
misma afectada por estos eventos. Un rayo de luz puede brillar en una cara
desfigurada por el odio o en una cara sonriente; puede brillar en una joya o en
una pila de basura, pero la luz en sí misma no es ni mala ni amorosa, ni sucia
ni limpia. El entender que la naturaleza esencial de la consciencia es la
neutralidad nos muestra que es posible cambiar nuestro universo mental. Podemos
transformar el contenido de nuestros pensamientos y experiencias. El fondo
neutral y luminoso de nuestra consciencia nos provee el espacio que necesitamos
para observar los eventos mentales en lugar de estar a su merced. Entonces
también tenemos el espacio que necesitamos para crear las condiciones
necesarias para transformar estos eventos mentales.
por Matthieu Ricard
por Matthieu Ricard
(continuará...)
**Traducido de http://www.lionsroar.com/why-meditate-september-2010/
miércoles, 26 de octubre de 2016
Dejar ir los Hábitos Destructivos
De su libro Dejar Ir: Una Guía
Budista para romper con los Hábitos, Batchelor aplica la pregunta meditativa
"¿Qué es esto?" a la práctica de deshacer viejos patrones de
conducta- en este caso, el soñar despierto.
En Corea, solía
sentarme en meditación diez horas al día, durante tres meses, de modo que tuve
mucho tiempo para descubrir mis patrones de pensamiento. Luego de un tiempo,
finalmente me di cuenta de que en lugar de meditar, estaba pasando mucho de mi
tiempo soñando despierta. Solía inventar cuentos de hadas- sobre mí misma
siendo una experta en kung fu o sobre volverme iluminada. Intenté aprender kung
fu y duré una tarde- soñar despierta sobre eso era mucho más fácil. ¡Tuve que
dejar ir ese guión!
Creo que el hábito
de soñar despierta vino de mi niñez: solía crear largas, complejas historias en
la cama antes de dormir- tal vez como un medio para dormirme, para pasar el
tiempo o para distraerme de mi miedo a la oscuridad. Cualquiera que sea la
razón, se volvió un hábito que, ya de adulta, se conectó con otras partes de mi
vida.
La imaginación es
una función de la mente, pero el soñar despierto es la proliferación de la
imaginación con consecuencias poco constructivas. Te aleja de lo que realmente
está sucediendo y puede causar frustración porque lo que imaginas usualmente no
sucede. Después de todo, entre todos mis sueños de volverme campeona de kung
fu, ni siquiera me gustaba ejercitarme y no me gustaba que me digan lo que
debía hacer. No había oportunidad de que se haga realidad. Cuando se trata de
kung fu, eso n importa mucho, pero si sueñas con un esposo maravilloso, un gran
empleo o casa, o incluso una vida un poco mejor, puede llevarte a frustración y
resentimiento.
La meditación puede
también hacerte descubrir el sabor específico de los pensamientos. El soñar
desierto es muy seductor; cuando las ideas de "Si yo fuera... si yo
tuviera..." aparecen, te absorben. Tienen un sabor rico, como algo dulce
con la promesa del encanto. Si fueras un prisionero en una celda, entonces el
soñar despierto es vital, te ayuda a sobrevivir. Sin embargo, al discutir sobre
este patrón mental con un joven prisionero que conocí en Sudáfrica y que
gustaba de la meditación, me contó que solía soñar despierto en moderación y
solo lo usaba como una válvula de seguridad cuando se sentía demasiado oprimido
por su encarcelamiento. Si soñaba despierto demasiado, se volvía frustrado y
agresivo. Entonces, el punto no es que no debamos soñar despiertos, sino que
deberíamos ver los efectos que este patrón tiene en nosotros y saber cuándo es
útil o perjudicial. Cuando hacemos la pregunta "¿Qué es esto?", nos
vemos de vuelta en el momento presente.
¿Qué está pasando
ahora? ¿Qué está frente a nuestros ojos para poder disfrutar y apreciar?
**Traducido
de http://tricycle.org/
sábado, 22 de octubre de 2016
Una Mirada a la Clase de Atención Plena para Niños
Cómo es que los
estudiantes (y los profesores) están mejorando su concentración y encontrando
calma a través de clases semanales de meditación.
Por Katie Grimesey | 16 de Setiembre,
2015
“Al encontrar tiempo para realmente sintonizarse,
enfocarse y sentir su propia respiración y usarla, los escolares pueden
descubrir su habilidad innata para auto-regularse: su habilidad para ignorar y
prestar atención a lo que sucede a su alrededor, y muchas otras cosas más.”
Eso es lo que Marian Matthews dice sobre sus
alumnos del colegio Baker Butler en Albermarle (Virginia), donde enseña
Atención Plena y Movimiento: una clase sobre técnicas de meditación, yoga
consciente y respiración que se inició en el Centro de Ciencias Contemplativas
de la Universidad de Virginia.
Marian visita las clases en Baker Butler cada
semana por 30 minutos para enseñar a los alumnus de diferentes grados cómo
integrar la atención plena a sus vidas diarias. Mientras yo observaba, una
clase de quinto grado comenzaba con un ejercicio de respiración profunda,
diseñado para permitir a los alumnos concentrarse en sus pensamientos.
Rápidamente Matthews sacó la “jarra mental” y se la mostró a los niños como una
respresentación visual de lo que sucede en sus mentes cuando se relajan.
“La jarra mental es solo una jarra con agua y
brillantina, pero la idea es que la podemos agitar y dejarla perturbada.
Entonces, primero notamos que hay un montón de pensamientos arremolinándose en
nuestras mentes,” dice Matthews. “Luego comenzamos a respirar profundamente, y
mientras tanto podemos sentir que nuestras ideas comienzan a asentarse, igual
que la brillantina comienza a asentarse en la jarra.”
Cuando la fase de respiración y descanso ha
acabado, la clase comienza a moverse, la sesión de yoga comienza con algunas
posiciones a modo de saludo. Mientras los niños se están moviendo y haciendo
posiciones, sin embargo, continúan notando lo que está sucediendo en sus
mentes. “Hablamos acerca de la respiración como un ancla para su calma.”
Matthew dice. “Cuando están en la posición del niño, es un lugar muy agradable
para que sientan y oigan su respiración. También me da la oportunidad de rondar
y tocar sus espaldas para hacer un tipo de conexión física con ellos.”
Al haberse relajado y movido durante un tiempo
adicional, los niños están listos para sumergirse más, y Matthew los lleva a
una meditación sobre bondad. Ella les indica que “envíen amor y amabilidad a
sus pies y a sus tobillos y luego a sus corazones.”
Ella les pide notas cómo se sienten en sus
corazones, en sus cuerpos y en sus mentes cuando piensan sobre ser amables y
gentiles. “Dejen crecer ese sentimiento y envíenlo a todo el mundo,” les dice a
los niños.
“Es ahí donde la progresión natural de la
atención plena te lleva. Una vez que estás en contacto con tu calma, y sabes
que los demás tienen su lugar de calma, la compasión, la amabilidad y la
conexión te inundan naturalmente,” dice Matthew.
Es el fin del año escolar y la clase final de
Marian, así que ella trajo un regalo: fresas. Pero esto tiene un propósito:
ellas serán parte del ejercicio final de atención plena: comer. Al pedido de
Matthews, los alumno “miran las fresas y piensan sobre lo que se toma para
cultivarlas y lo experimentan usando sus cinco sentidos.”
La práctica de comer conscientemente es un tipo
de transición hacia la vida cotidiana, de acuerdo a Matthews “los alumnos y yo
hemos tenido este tiempo de practicar formalmente juntos , pero lo que es
realmente importante es la práctica informal, donde la atención plena aparece
en el ‘momento a momento’ durante el día, cuando los alumnos pueden notar cómo
están sus cuerpos y qué está sucediendo en sus mentes.”
Kathy Shupe, una profesora de cuarto grado en
el colegio Baker-Butler, dijo que la presencia de Marian en el salón crea un
ambiente pacífico y calmado que permite a los alumnos reflexionar sobre sí
mismos.
“Tengo 4 niños identificados como ADHD y que
están siendo medicados, y cuando iniciamos ellos literalmente se caen sobre sus
colchonetas,” dice Shupe. “Ahora, ellos mantienen sus posiciones, están
respirando con atención. Tuve un niñito que tiene gran ansiedad por los
exámenes… levanté la mirada y estaba en la alfombra haciendo yoga y respirando,
y luego volvió y se aplicó en sus actividades de la clase. Lo hizo
fabulosamente.”
Shupe dice que lo que Matthews está enseñando
es muy práctico. Ayuda a alumnos con gran ansiedad a las actividades, como
exámenes, y ayuda en sus interacciones con los demás durante la jornada
escolar.
“Creo que nuestro sistema escolar se está
perdiendo esto”, dice Shupe. “Si no les bajamos el ritmo y los ponemos a pensar
acerca de su naturaleza y quiénes son, vamos a perderlos. Es por esto que estoy
muy agradecida de que esta actividad se haya sido implementado en nuestro
colegio.”
Un alumno de cuarto grado, Gwendolyn, habló
acerca de tomar parte en una actuación de fin de año el día antes de usar lo
que Marian le había enseñado: "Tuve un rol con líneas en frente del
colegio entero y realmente me ayudó para calmar mi cuerpo y así poder hacerlo.
No habría sido capaz de dormir el lunes por la noche si no hubiera usado mi
respiración."
El próximo año, Marian espera que esta clase
sea enseñada a todos los alumnos de los colegios del condado de Albermale que
ella actualmente visita, con la posibilidad de adicionar dos colegios más y
otro instructor. Sería genial, dice, si ellos pudieran "ver a todos los
niños que están en el colegio al menos una vez por semana, porque tenemos ese
momento formal, pero los niños aprenden rápidamente las estrategias que pueden
usar en el salón y luego el profesor tiene eso para poder apoyarse."
Uno de los más grandes beneficios para niños
escolares, dice Matthews, es que trae tanto un sentido de auto-consciencia como
un sentimiento de empatía hacia los que se encuentran alrededor. "Todos
vienen de diferentes ambientes y aquí tienes la oportunidad de nivelas el campo
de juego y traer a todos al mismo lugar antes de que vayan a lo que sea con lo
que vayan a lidiar en la casa, lo que sea con lo que vayan a lidiar emocional y
físicamente durante toda su vida. Todos pueden venir al mismo lugar y estar en
contacto con su calma, y desde ahí pueden aprender en un modo más
relajado."
miércoles, 19 de octubre de 2016
Cómo Perdonarte a Ti Mismo
El
culparse a uno mismo es un dilema humano. Podemos culparnos a nosotros mismos
por gritarles a nuestros hijos o por no proteger a nuestros hermanos de padres
abusivos cuando fuimos jóvenes, u odiarnos a nosotros mismos por algo que
quisiéramos no haber dicho. Pero la culpa crea una cantidad destructiva de
continua tensión que no nos permite aprender de nuestros errores y descubrir
una real felicidad.
Entonces, asumiendo que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que el perdonarnos a nosotros mismos y aprender de los errores pasados es importante para nuestra salud y bienestar, la siguiente pregunta es “¿Cómo es que se hace?”
Entonces, asumiendo que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que el perdonarnos a nosotros mismos y aprender de los errores pasados es importante para nuestra salud y bienestar, la siguiente pregunta es “¿Cómo es que se hace?”
Tú
no eres el primero o el último
Una de las primeras
cosas que hay que hacer es entender que no eres la primera persona que ha
cometido este error, muy probablemente ha sido cometido por miles o tal vez
millones de personas antes que tú. No estoy quitando seriedad a la acción, sino
haciéndote saber que no estás solo y que mucha gente ha cometido este mismo
error como parte de los comunes retos humanos. Una de las cosas más comunes que
hacemos las personas es tomar las cosas personalmente. Cuando llegamos a
entender que nadie es inmune a ser falto de habilidad, podemos comenzar a
tomarlo un poco menos personalmente. Esto nos ayuda en el proceso del perdón.
Entiende que está en el pasado
Otra cosa que tienes que
recordar es que esta acción que has cometido está en el pasado, no está
presente, y que ya no la estás haciendo ahora. Identifica cuándo la trampa
mental de culparte a ti mismo por eventos pasados, mira si puedes reconocer su
presencia y luego recuérdate a ti mismo que cometiste un error, pero que está
en el pasado y que vas a aprender de él. Esta práctica de culpar no te ayuda a
ti ni a nadie. Deja que el proceso de perdón salga a la superficie y empieza a
verlo como algo a partir de lo cual puedes aprender y crecer. Esto te liberará
para poder ser hábil en el presente.
Algo que podemos hacer
es decir “En el pasado, he hecho xyz, y ahora estoy (conecta con una intención
positiva).” Por ejemplo, “en el pasado tuve una aventura amorosa, y ahora soy
un(a) esposo(a) con amor y compromiso y el amor que siento por mi cónyuge/hijos
me sostiene.”
Adopta una mentalidad de aprendizaje
Siempre vamos a cometer
errores en esta vida. Todos lo hacen, pero la mentalidad clave que cataliza el
crecimiento y la felicidad es la mentalidad de aprendizaje.
Cada una de las experiencias de la vida contiene información
para ayudarnos a mejorar con nuestras intenciones vitales, así que perdónate
por el pasado, pero investiga cómo cometiste el error si incluso fue un error
de tu parte. En caso de que sí haya sido tu error, pregúntate: “¿Qué podría
cambiar para la próxima vez?” Luego invítate a ti mismo a comenzar de
nuevo.
Yo llamo a esta práctica
“Perdona, investiga e invita.”
Podemos comenzar a dejar
ir nuestras historias de reivindicación del pasado y comenzar a construir
nuevas con una intención más consciente sobre cómo queremos que las cosas sean
en adelante. Esto será un proceso y tomará práctica, determinación y
persistencia a medida que las viejas historias y hábitos de auto-culpa seguirán
colándose en la mente, regresándonos a esas ideas negativas que ya no nos
sirven. Ve si puedes identificar cuando esto sucede e invítate a ti mismo a
comenzar el proceso de auto-perdón de nuevo.
**Traducido de: http://www.mindful.org/how-to-practice-forgiving-yourself/
sábado, 15 de octubre de 2016
Impermanencia
El cambio es una
característica central de la vida. Puede ser emocionante, terrorífico, cansado
o aliviador. Puede provocar tristeza o felicidad, resistencia o aferramiento.
El entendimiento de
la impermanencia es central en la práctica Budista, la cual apunta a hacernos
ecuánimes en medio del cambio y más sabios en cuanto a cómo respondemos a lo
que viene y se va. De hecho, el Budismo podría ser visto como una meditación
extendida sobre la transitoriedad como una medio de libertad. Las últimas
palabras de Buda fueron; “Todas las cosas condicionadas son impermanentes.”
La impermanencia no
es un concepto únicamente Budista. Muchas religiones lidian con la
impermanencia y el sufrimiento. Algunas tradiciones espirituales relacionan al
mundo de la impermanencia con el sufrimiento. Debido a eso, la solución al
sufrimiento es trascender el mundo de la impermanencia.
Buda enfocó el
sufrimiento de manera diferente. Él dijo que el sufrimiento no es inherente al
mundo de la impermanencia; el sufrimiento aparece cuando nos aferramos. Cuando
el aferramiento desaparece, la impermanencia deja de provocar sufrimiento. La
solución al sufrimiento es, entonces, la desaparición del aferramiento, el no
tratar de escapar de este mundo temporal.
Es posible encontrar
tranquilidad y gracia en el mundo del cambio; es posible confiar en la mente no
aferrada y de esta manera hallar nuestra liberación en el mundo de la
impermanencia. Un medio de reducir el aferramiento es ver la naturaleza
temporal de aquello a lo que nos aferramos. Este entendimiento puede mostrarnos
la inutilidad de tratar de encontrar felicidad permanente en lo que es
impermanente, con puede animarnos a examinar profundamente el porqué nos
aferramos.
La impermanencia
puede ser entendida de tres maneras. Primero, es el obvio y ordinario
entendimiento de la impermanencia. Segundo, es el entendimiento que proviene de
la comprensión, de la observación directa de la naturaleza de las cosas.
Finalmente, está la manera en la que la impermanencia puede llevar a la
liberación.
El entendimiento
ordinario de la impermanencia es accessible a todos; vemos la vejez, la
enfermedad y la muerte. Notamos que las cosas cambian. Las estaciones cambian,
la sociedad cambia, nuestras emociones cambian y el clima cambia. Cuando yo
vivía en Tennessee, había un dicho: “Si no te gusta el clima, espera cinco
minutos.” A veces, al darnos que una experiencia es impermanente, nos podemos
relajar con la situación actual, incluyendo su aparición y desaparición. Otras
veces, el ver que el cambio es inevitable nos ayuda a dejar de aferrarnos a
cómo las cosas son, la resistencia al cambio… y a veces el reconocer que todos
somos iguales de proclives al envejecimiento, enfermedad y muerte, es la base
de la compasión.
Aunque podamos
entender intelectualmente el hecho de la impermanencia, puede que no creamos realmente en ella. En el poema épico
Hindú Mahabarata, Yudhisthira es cuestionado: “¿Cuál es la maravilla más
grande de este mundo?” él responde “La gente ve muerte por todos lados, pero no
cree que ellos mismos morirán. Esta es la más grande maravilla.”
Cuando era joven, por
supuesto que sabía que iba a morir, pero vivía mi vida como si fuera a vivir
para siempre. La sabiduría puede venir al envejecer, no solo de la experiencia
vital, sino también de la creciente consciencia de que nuestras propias vidas
terminarán. Se hace cada vez más difícil el evitar esta idea cuando lo que
queda de nuestra vida se va reduciendo. Esto a menudo anima a la gente a ver
atentamente sus prioridades y valores. El abrirse al nivel ordinario de
impermanencia en una manera profunda puede traer mucha sabiduría.
Más allá de la
experiencia ordinaria de la impermanencia, la práctica Budista nos ayuda a
abrirnos al campo menos perceptible de la impermanencia: el entendimiento de la
aparición y desaparición del momento-a-momento en cada experiencia perceptible.
Con atención plena profundamente concentrada, vemos todo como un constante
flujo, incluso experiencias que parecen ordinariamente persistente.
Tal vez hayas tenido
la oportunidad de ser consciente ante una intensa experiencia física, como por
ejemplo el dolor. Tendemos a ver el dolor a través de nuestras ideas
relacionadas con él. Con una consciencia muy fuerte, sin embargo, encontramos
que no podemos especificar el dolor; apenas creemos que hemos localizado al
dolor, desaparece de la existencia y reaparece a milímetros de distancia. Se vuelve
una danza de sensaciones tintineantes localizada en ningún lugar en particular.
El dolor que parecía sólido es de hecho en constante flujo. En esta experiencia
de impermanencia, nos damos cuenta de que no tiene sentido aferrarnos a nada,
ni siquiera temporalmente. No hay nada a lo que podamos aferrarnos porque todo
simplemente aparece y desaparece de la existencia. También nos damos cuenta de
que nuestro aferramiento y resistencia tiene poco que ver con la experiencia en
sí. Mayormente nos aferramos a ideas y conceptos, no a cosas o experiencias en
sí mismas. Por ejemplo, no nos aferramos al dinero, sino a las ideas de lo que
significa el dinero para nosotros. Puede que no nos resistamos a envejecer del
mismo modo en que nos resistimos a dejar ir los queridos conceptos de nosotros
mismos y nuestros cuerpos: uno de nuestros más enaraizados aferramientos es el “yo”,
la auto-imagen, la auto-identidad. En la experiencia más profunda de atención
plena, vemos que a idea del yo es una forma de aferrarnos a conceptos, nada en
nuestra experiencia directa puede calificarse con un “yo” al cual aferrarse.
Al ver la impermanencia
claramente, vemos que no hay nada real a lo que podamos aferrarnos, nuestra
profunda tendencia a asirnos de algo se ve retada, y de este modo puede
comenzar a relajarse. Vemos que nuestras experiencias no corresponden a
nuestras categorías, ideas, o imágenes fijas. Nos damos cuenta de que la
realidad es más fluida de cualquiera de nuestras ideas sobre ella. Suzuki Roshi
resumía el entendimiento Budista así: “No siempre es así.”
El confrontar la
impermanencia profundamente, de este modo meditativo, puede abrirnos a la
liberación. El último y liberador nivel de la impermanencia es el movimiento
hacia el “dejar ir” en el nivel más interno de nuestra mente. Ajahn Chah una
vez dijo: “Si dejas ir un poco, tendrás un poco de paz. Si dejas ir mucho,
tendrás mucha paz. Si dejas ir completamente, tendrás completa paz.” Este
liberar es a veces llamado Mahasukha, la Gran Felicidad, lo cual se dice que es la máxima felicidad
en la que se pueda confiar.
Adaptado de una
charla de Gil Fronsdal, 1 de enero de 2001
miércoles, 5 de octubre de 2016
Educando a los Niños (y los Padres) Conscientes
Los niños pequeños están tan presentes
con su experiencia que usualmente no necesitan conectarse con el momento. A
medida que crecen, sin embargo, las complejidades de la sociedad, las presiones
del colegio y las distracciones de la tecnología juegan un rol significativo en
sus vidas diarias. Ellos, como nosotros, necesitan toda la ayuda posible para
volver a casa con consciencia y compasión. Lo que han aprendido de sus padres
con el correr de los años puede hacer una contribución significativa a su
habilidad para hacerlo.
Es difícil separar el educar a un niño
consciente de educar a un padre consciente, ya que a menudo, sin siquiera
notarlo, estamos enseñando a nuestros niños de modo pasivo a ser conscientes o
inconscientes. Podemos estar tan enfocados en “enseñar” a nuestros niños a ser
adultos responsables y compasivos que olvidamos que ellos están mayormente
aprendiendo al ver cómo somos en el
mundo.
Si estás prestando atención mientras respondes a las preguntas
de tu niño, le estás enseñando que escuchar completamente no es tan importante.
Si estás hiper-estresado y le gritas algo feo al chofer que te cerró el paso,
le estás enseñando a tu hijo que la agresión es una respuesta saludable ante
las ofensas percibidas. Por otro lado, cuando te detienes a ayudar a alguien a
quien se le cayó algo en la calle, le estás enseñando a pensar en los demás, la
raíz de la compasión. Cuando estás dispuesto a hablar abiertamente de
emociones- tanto tuyas como las suyas- y te tratas a ti mismo con amabilidad en
los momentos difíciles, inspiras la inteligencia emocional y la auto-compasión.
Cuando te recuperas de tus errores en lugar de sumergirte en la vergüenza,
estás modelando la resiliencia.
También hay más maneras activas en que podemos enseñar atención
plena a nuestros niños. Podemos encontrar maneras creativas de inspirarlos- sin
tratar de imponerlo, plantando las semillas. Puedes empezar comenzando por la
atención plena de la emociones. Incluso cuando los niños pequeños de 2 años
están molestos o contentos, puedes nutrir la auto-reflexión y la inteligencia
emocional en ellos. Puedes ayudarles a identificar emociones y sentirlas en el
cuerpo. Eso sentará las bases para que lo hagan por su cuenta. Puede tomar un
tiempo, así que recuerda: tú estás simplemente plantando las semillas.
Asegúrate de tomarlo con calma y chequear: ¿Cómo te estás sintiendo ahora
mismo? ¿Cómo imaginas que tu niño se está
sintiendo?
“El Amigo de Reapiración” es una práctica usada por mucha gente
que trabaja con niños y atención plena. En nuestro programa CALM (siglas en
inglés para “Conectando Adolescentes con el Aprendizaje de Atención Plena),
hemos tenido éxito usándolo con niños pequeños, niños grandes y adolescentes.
Es muy sencillo de hacer con nuestros propios niños.
Práctica: Amigo de Respiración
Esta es una práctica divertida que pueden
hacer juntos, como familia. Para empezar, consigue un muñeco de peluche pequeño
para tu niño, o una roca suave de río para tu hijo adolescente. Este será su
“amigo de respiración”. Luego, todos se echan, ponen su amigo de respiración en
la barriga e intentan hacerlo subir y bajar con cada inhalación y exhalación.
Es útil animar a todos a respirar lento contando hasta tres en la inhalación y
de regreso a uno en la exhalación.
Es una herramienta que tus niños
pueden usar para calmarse en momentos estresantes, como cuando se están
sintiendo ansiosos antes de un examen o después de una disputa tensa con un
amigo. Para niños pequeños, puede ser útil el crear una historia incorporando
al amigo de respiración, para involucrarlos más.
Nuestros momentos más significativos
ocurren cuando bajamos el ritmo y nos sintonizamos con las cosas simples de la
vida. No siempre es fácil de hacer- otras cosas en la vida pueden parecer más
importantes- pero cuando te detienes y recuperas la perspectiva te beneficias
tú, tu pareja y tus niños. Eso ayuda a los miembros familiares a regular sus
emociones durante momentos de lucha, crea flexibilidad y creatividad, y cultiva
la gratitud, empatía y compasión.
Cuando aprendemos a ser agradecidos por los buenos momentos y a
no perder la gracia durante los momentos difíciles, se nos abre la vida real y
no una versión distraída y automática de ella. Recuerda, educar a una familia
consciente que te incluya a ti mismo, a tu pareja y a tus niños, es una
práctica: no lo harás perfectamente. Cuando te apartes de tu intención,
perdónate. En ese momento puedes descubrir algo vital: siempre puedes elegir
comenzar de nuevo.
**Traducido de: http://www.mindful.org/raising-the-mindful-family/
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