martes, 29 de noviembre de 2016

Ecuanimidad Vs Indiferencia


Resultado de imagen para ecuanimidadEl enemigo cercano de la ecuanimidad es la indiferencia o insensibilidad. Podemos aparecer serenos si decimos “No estoy aferrado. No importa lo que suceda, porque todo es transitorio.” Sentimos un cierto alivio pacífico porque nos retiramos de la experiencia y las energías de la vida, pero la indiferencia se basa en el miedo. La verdadera ecuanimidad no es un retirarse, es un compromiso balanceado con todos los aspectos de la vida. Es una apertura a la vida entera con compostura y tranquilidad, aceptando la naturaleza tanto hermosa como terrorífica de todas las cosas. La ecuanimidad recibe al amado y al no amado, al agradable y desagradable, al placer y al dolor. Elimina el aferramiento y la aversión. Aunque todo es temporal y como un sueño, con ecuanimidad hacemos honor a la realidad de la forma. Como dice el maestro Zen Dogen: “Las flores se caen con nuestro aferramiento, tal como las hierbas crecen más con nuestra aversión.” Al saber que todo cambiará y que el mundo de los fenómenos condicionados es insustancial, con ecuanimidad somos capaces de estar completamente presente y en armonía con él.



sábado, 26 de noviembre de 2016

Porqué no vale la Pena Complacer a los Demás


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 Christine Carter siempre trató de estar a la altura de las expectativas de la gente- hasta que se dió cuenta de cuán fuera de sintonía con sus propios deseos llegó a estar.

Por Christine Carter | 17 de agosto, 2016


La gente me pregunta todo el tiempo cuál es el secreto de la felicidad."Si tuvieras que elegir una cosa," preguntan, "¿qué sería lo más importante para llevar una vida feliz?"
Hace diez años, habría dicho que una práctica regular de agradecimiento era lo más importante- y mientras es aún mi técnica instantánea favorita de felicidad, mi respuesta ha cambiado. Creo que lo más importante para la felicidad es vivir sinceramente. Acá está el consejo específico que les di recientemente a mis hijos:
Vive con total integridad. Sé transparente, honesto y auténtico. Nunca renuncies a esto; las mentiras blancas y las sonrisas falsas rápidamente se acumulan para formar una vida fuera de alineación. Es mejor ser tú mismo y arriesgarse a tener a gente que no es como tú a sufrir el estrés y la tensión que viene de simular ser alguien más, o profesar algo que no eres. Te lo aseguro: el simular te robará la alegría.

He pasado gran parte de mi vida complaciendo a los demás, tratando de encajar en las expectativas de otra gente, tratando de mantener a todos felices y a gusto conmigo. Sin embargo, cuando tratamos de complacer a los otros, usualmente perdemos sintonía con nuestros propios gustos y necesidades. No es que sea malo el pensar en los demás, sino que ‘complacer’ a otros no es igual que ‘ayudar’ a otros’.

El complacer a otros, en mi extensa experiencia personal, es un proceso de adivinación de lo que la otra gente quiere o de lo que los hará pensar favorablemente sobre nosotros, y luego actuar de acuerdo a eso. Es un intento a menudo sutil e inconsciente de manipular las percepciones que los otros tienen de nosotros.

Cada vez que simulamos ser o sentir algo que no somos, nos salimos de nuestra propia integridad, y cada vez que hacemos aquello que trata de influenciar en lo que otros piensan de nosotros en lugar de expresarnos auténticamente- incluso algo tan simple como una publicación de Facebook que hace parecer que estamos teniendo un mejor día de lo que en realidad es- terminamos con nuestra propia integridad.
Quedarse sin integridad tiene serias consecuencias para nuestra felicidad y nuestras relaciones. Esto es lo que pasa cuando no estamos siendo auténticos:
1.            En realidad no engañamos a nadie
Digamos que estás en el trabajo y estás tratando de hacer lo mejor para poner una cara feliz, incluso aunque tu vida familiar se siente difícil. Puede que no quieras decirle a tus amigos del trabajo que tú y tu pareja tuvieron una gran pelea el fin de semana, pero si simulas que estás bien y no lo estás, probablemente harás que la gente alrededor tuyo se sienta peor, ¿por qué?
Nosotros los humanos no somos muy buenos para esconder cómo nos estamos sintiendo. Exhibimos micro-expresiones que la gente con la que estamos puede no saber que están registrando pero eso dispara neuronas espejo- de este modo, una parte de sus cerebros piensa que ellos mismos están sintiendo nuestras emociones negativas. De este modo, tratar de suprimir las emociones negativas cuando hablamos con alguien-como cuando no queremos molestar a alguien más con nuestra propia pena- de hecho incrementa los niveles de estrés de ambas personas más que si hubiéramos compartido nuestra pena en primer lugar. (También reduce el rapport e inhibe la conexión entre dos personas.)
2.            Encontramos más difícil el enfocarnos
El simular toma un gran esfuerzo consciente- es un acto de auto control que le quita a tu cerebro su poder de enfocarse y hacer cosas profundas. Eso es porque actuar o simular estar o sentir algo que no corresponde requiere de mucha fuerza de voluntad.
Muchas investigaciones sugieren que nuestra habilidad para ejercer repetidamente nuestro auto control es de hecho bastante limitada. Como un músculo que se estira y ya no puede funcionar a su máxima fuerza después de hacer ejercicio, nuestro auto control se disminuye debido a esfuerzos previos de control, incluso si esos esfuerzos toman lugar en un ámbito totalmente diferente.

Entonces, esa pequeña mentira blanca que dijiste para hacerte ver más feliz va a hacer difícil que te concentres más tarde. Algún intento de esconder quien eres realmente va a hacer más difícil el controlar tu atención y tus pensamientos y regular tus emociones. Se incrementarán las posibilidades de que reacciones más agresivamente a la provocación, comas bocadillos más tentadores, te involucres en conductas peligrosas y que te desempeñes más pobremente en tareas que requieren de la función ejecutiva, como manejar tu tiempo, planear u organizar.
3.            Te volverás más estresado y ansioso
Pongámoslo así: simular ser o sentir algo que no es, incluso si es algo pequeño o sin importancia o si es con la intención de proteger a otra persona, es una mentira.
Mentir, incluso si lo hacemos mucho o somos buenos haciéndolo, es muy estresante para nuestros cerebros y cuerpos. El test del polígrafo depende de ello: los “detectores de mentiras” realmente no detectan mentiras, sino que detectan el estrés subconsciente y el miedo que se dan. Estos tests sienten cambios en la electricidad de la piel, ritmo cardiaco y respiración. También detectan cuando el tono vocal de alguien ha cambiado en un modo casi imperceptible, una consecuencia de la tensión en el cuerpo que tensa las cuerdas vocales.
Los cambios psicológicos que los detectores de mentiras sienten son causados por los glucocorticoides, hormonas que se liberan durante una respuesta de estrés, y como bien sabemos, las hormonas del estrés son malas noticias para tu salud y felicidad en el largo plazo.
La investigación muestra que la gente que recibe instrucciones sobre cómo mentir menos en sus vidas cotidianas son de hecho capaces de mentir menos, y cuando eso sucede, su salud física mejora. Por ejemplo, ellos reportan menos problemas de sueño, menos tensión, menor frecuencia de dolores de cabeza y de garganta. Estas mejoras en salud son probablemente causadas por la ausencia relativa de una respuesta de estrés. Y eso no es todo: cuando la gente en el estudio mintió menos, también reportó mejoras en sus relaciones y menos ansiedad.
No mentimos o actuamos todo el tiempo, por supuesto; pero cuando lo hacemos, es importante el ver las consecuencias: estrés incrementado, menor fuerza de voluntad, relaciones deficientes. Aunque en realidad podríamos estar tratando de sentirnos mejor al poner una cara feliz para los demás, el simular siempre resulta mal al final, vivir inauténticamente hace la vida difícil y nos saca de nuestro punto ideal- ese punto donde tenemos tanto tranquilidad como poder.


lunes, 7 de noviembre de 2016

Tres Consejos para Educar Adolescentes Resilientes


Resultado de imagen para adolescentes padresLa adolescencia es tumultuosa, pero mientras los jóvenes ponen a prueba los límites y se vuelven un poco desafiantes, también esta etapa es una base para establecer un sentido de intención e individualidad. Acá hay algunas ideas para ayudar a nuestros hijos en esta lucha.








Por Theo Koffler | 19 de octubre, 2016

El año escolar está a la mitad. Mientras octubre avanza, puede que te encuentres embrollado en un horario frenético, obligaciones que llevan a tensas batallas después del colegio y “luchas por el poder” con tus hijos adolescentes. Más allá de su rechazo a hacer la tarea y los deberes caseros, la búsqueda constante de un adolescente es el afirmarse a sí mismos y esculpir una identidad personal que haga las cosas difíciles para la familia entera. Si te has encontrado a ti mismo regañando a tus hijos o diciendo el usual “no vas a salir hasta que termines tu tarea,” “limpia tu cuarto” y “¿lavaste los platos?”, no eres el único. Desafortunadamente, invadir con una tormenta de deberes y prohibiciones solo incrementa el nivel de estrés en la casa. En lugar de añadir presión, puedes ayudar a tus hijos a aprender a lidiar con rutinas y demandas en un modo más saludable.

Si la respuesta general de tu hijo al discutir las reglas y poner metas es menos que entusiasta, no estás solo. Es normal en un 100% de adolescentes el ser de humor cambiante, poco comunicativo y de algún modo desafiante. Dan Siegel, psiquiatra infantil y autor del bestseller Brainstorm, explica que el hecho que un adolescente pruebe los límites y tenga un impulso apasionado de explorar es una parte esencial de su proceso de desarrollo. A menudo es el “trabajo adolescente” el que ayuda a desarrollar el carácter y los rasgos de personalidad, y termina habilitándonos a llevar vidas de aventura y propósito en la adultez.

Todo esto no significa que los adolescentes no deberían tener metas y expectativas- sí deberían. Tener algo hacia lo cual trabajar es enriquecedor e importante, pero las metas que establecen juntos deben estar acordes con la realidad de quien tus hijos son y lo que valoran. Si tu hijo adolescente no es un atleta, no necesita ser un jugador calificado para ir a la Universidad (incluso si todos sus amigos están en el equipo o crees que se vería bien para optar por una universidad). Primero, si él o ella no es un buen jugador/a, eso está fuera de la posibilidad. Luego, ¿por qué no enfocarse en una meta más apropiada para las habilidades de tu hijo? Las metas de tu hijo deben ser para ellos. ¿Qué los inspira?

Trazar un camino exitoso para el futuro es la consecuencia de enseñar a tus hijos adolescentes a lograr un sentido de propósito, no un sentido de deber, de miedo o de desilusión. Idealmente, quieres que tus hijos se descubran interiormente y descubran sus talentos y dones únicos. Quieres que exploren lo que son y lo que quieren ser. En lugar de exigir e imponer tus deseos a tus hijos, abre un diálogo y hazte una idea de cómo se están sintiendo. ¿Qué quieren de sus propias vidas? ¿Cómo puedes inspirarlos a pensar dos veces acerca de su visión personal del mundo, confrontar experiencias placenteras y displacenteras, ampliar sus horizontes, descubrir fortalezas internas y formar más independencia? Después de todo, como adultos, sabemos que a veces, incluso cuando los sueños se incendian, entre las cenizas encontramos una semilla de nuevas oportunidades esperando a ser nutrida.
Cómo ayudar a tu hijo adolescente a desarrollarse
Resultado de imagen para adolescentes padresSé un mejor oyente. Escucha con la intención de conocer. Deja tu deseo de convencer a tu hijo o imponerle tus opiniones. Tu conversación debe dar el espacio para que exprese sus ideas, explore nuevas fronteras, forme una identidad y se mantenga abierto al cambio constante. Si podemos enseñar a nuestros hijos a ser curiosos y a evitar ver las experiencias con un lente extremista de blanco o negro, bueno o malo, éxito o fracaso, comenzarán a explorar y a vivir más plenamente cada día. Esta mentalidad más abierta les permitirá experimentar, fallar y cambiar de opinión cuando algo no va de acuerdo a lo planeado y les permite oir y apreciar diversas perspectivas. La habilidad de adaptarse a todas las circunstancias constituye la resiliencia.
Empatiza. Sé una fuente de apoyo. La vida está llena de momentos dolorosos- los amigos se mudan, la universidad los rechaza, loa padres se separan y a veces el camino se vuelve difícil. Ya sea que experimenten emoción, ansiedad, desilusión o fracaso, déjales saber que siempre los apoyas. Mientras más demuestres voluntad para ver la vida a través de sus ojos, más cercanos serán. Una relación fuerte y de confianza facilita la admisión de la derrota, la desilusión y el logro y las emociones que ocurren durante estos momentos comenzarán a unirlos, más que a dividirlos.
Hablen honestamente. Formula preguntas que hagan que toda la familia comparta quiénes son, qué les gusta y cómo interactúan con el mundo. El que los demás valoren sus sentimientos les da a los adolescentes el ánimo que necesitan para sentirse aceptados, admitir la derrota y readaptarse. A menudo el simple acto de mostrar interés es suficiente para fortalecer las conexiones y construir conversaciones significativas que duren toda una vida.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Tres Maneras de Hablar con tus Hijos sobre Diversidad


A menudo sentimos la necesidad de proteger a nuestros niños de las duras realidades que tenemos alrededor. Sin embargo, el mejor regalo que les podemos dar no es "seguridad", sino un conjunto de herramientas para lidiar con sentimientos difíciles y la verdadera naturaleza del mundo.

Por Theo Koffler | 4 de agosto, 2016

Desde a naturaleza conflictiva de las actuales elecciones a los ataques terroristas aquí y en el exterior, el mundo puede parecer un lugar oscuro y tenebroso. El constante bombardeo de noticias hace difícil escapar a las emociones difíciles que estos eventos suelen evocar, pero la verdad es que escapar de tus sentimientos no debería ser la meta en primer lugar. Sin importar cuán incómodo pueda ser, el sentarse en medio de esa incomodidad, abrirse a los otros y trabajar con esas emociones es el único modo de eventualmente disipar la nube oscura que puede estar flotando sobre ti.
Necesitamos enseñar a nuestros niños que es posible vivir con sus emociones difíciles- ira, miedo, tristeza, incomodidad- y aun así seguir adelante mostrando compasión, amabilidad y esperanza. En lugar de reaccionar con miedo o ira, necesitamos instaurar el importante valor de una comunidad inclusiva y diversa. No temas al otro- acéptalo. Conócelo. Entiende la multitud de factores que pueden hacer su visión del mundo diferente a la tuya. La raíz del terror es el miedo, el odio y la ignorancia. Nuestras diferencias no necesitan ser un motivo de división. El exponer a los niños a diferentes culturas, razas, orientaciones sexuales, géneros, religiones e idiomas puede ayudar a convertir el miedo y la ignorancia en entendimiento y compasion.
Inicia la conversación
Has que sea un tema de conversación en la comida familiar al menos una vez a la semana y pide a tus hijos que compartan sobre algo que les preocupe. Sé específico. ¿Qué circunstancias los hacen sentir incómodos, temerosos, molestos o tristes? Escucha su punto de vista. Experimenten estas emociones juntos. No las etiquetes, no las juzgues- el solo brindar un lugar seguro para la discusión ya es una buena medicina. Puede sugerir tomar unos respiros para relajarse, como una útil herramienta para reducir el estrés.
Comparte:
       Una historia sobre un moment en que te abriste a una experiencia y eso amplió tu visión del mundo.
       Sobre un privilegio que tengas en tu vida y que podrías dar por sentado.
       Una lucha que enfrentas y que otros pueden encontrar sorprendente
       El modo en que das a entender tu punto de vista con otras personas que no son de tus mismas opiniones
Continúa la conversación
Mantén una conversación contínua. Asegúate de hacer saber a tus hijos adolescentes que pueden acercarse a ti para discutir asuntos que importan. Háblales acerca de la importancia de la diversidad y la aceptación. Explícales que puedes estar en desacuerdo respetuosamente y sin odiar a la otra persona. ¿Sería bueno si nuestros políticos demostraran esto? Seguro, pero solo por el hecho de que no lo hacen, no significa que sea una causa perdida. Habla con tus hijos y pregúntales cómo sería bueno manejar un desacuerdo, tal vez actuándolo. No solo tú serás el que dé un buen ejemplo, probablemente aprendas mucho sobre las vidas de tus hijos, sus amistades y opiniones.
  

miércoles, 2 de noviembre de 2016

¿Por qué Meditar? (III)



La meditación no es, como algunas personas piensan, un medio de escapar de la realidad. Al contrario, su objetivo es hacernos ver la realidad como es, justo en el medio de nuestra experiencia, para desenmascarar las causas profundas de nuestro sufrimiento, y para disipar la confusión mental. Desarrollamos un tipo de entendimiento que viene de una visión más clara de la realidad. Para alcanzar este entendimiento, meditamos, por ejemplo, en la interdependencia de todos los fenómenos, en su carácter transitorio y en la no existencia del ego percibido como una entidad sólida e independiente.

Galileo descubrió los anillos de Saturno luego de construir un telescopio que fuera suficientemente brillante y poderoso y ponerlo en un soporte estable. Su descubrimiento no hubiera sido posible si su instrumento hubiera sido inadecuado o si lo hubiera puesto en una mano temblorosa. Similarmente, si queremos observar los mecanismos más sutiles del funcionamiento mental y tener un efecto en ellos, tenemos que refinar nuestro poder para ver adentro. Para poder hacerlo, nuestra atención tiene que estar altamente afinada para volverse estable y clara. Entonces seremos capaces de observar cómo la mente funciona y percibe al mundo, y seremos capaces de entender el modo en que los pensamientos se multiplican por asociación. Finalmente, podremos continuar refinando la percepción mental hasta alcanzar el punto donde seremos capaces de ver el estado más fundamental de nuestra consciencia, un estado perfectamente lúcido y despierto que siempre está presente, incluso en ausencia de la cadena ordinaria de pensamientos.

Lo que no es la Meditación
A veces los practicantes de meditación son acusados de estar demasiado concentrados en sí mismos, de revolcarse en introspección egocéntrica y dejar de preocupare en los demás. Sin embargo, no podemos reconocer como egoísta un proceso cuya meta es llegar a la raíz de la obsesión con el ego y cultivar el altruismo. Esto sería como culpar a un doctor aspirante por pasar años estudiando medicina antes de empezar a practicar.

Hay un gran número de clichés que circulan sobre la meditación. Señalaré inmediatamente que la meditación no es un intento de crear una mente en blanco, bloqueando nuestros pensamientos- lo cual es imposible de todos modos. Tampoco es el involucrar a la mente en filosofía interminable en un intento de analizar el pasado o anticipar el futuro. No es un simple proceso de relajación en el cual los conflictos internos son suspendidos temporalmente en un estado de consciencia vago o amorfo.  No hay mucho sentido en descansar en un estado de perplejidad interna. Indudablemente hay un elemento de relajación en la meditación, pero está conectada con el alivio que viene de dejar ir los miedos y esperanzas, de los aferramientos y los caprichos del ego que no dejan de alimentar nuestros conflictos internos.

Dominio que nos libera
El modo en el que lidiamos con nuestros pensamientos en la meditación no es el bloquearlos o alimentarlos indefinidamente, sino dejarlos aparecer y disolverse en el campo de la atención plena. De este modo, ellos no se hacen cargo de nuestras mentes. Más allá de eso, la meditación consiste en cultivar un modo de ser que no es víctima de los patrones habituales de pensamiento. A menudo comienza con un análisis y luego continúa con la contemplación y la transformación interna. Ser libre es ser dueños de nosotros mismos. No es un asunto de hacer lo que sea que venga a nuestras cabezas, sino de liberarnos a nosotros mismos de las limitaciones y aflicciones que dominan y obscurecen nuestras mentes. Es un asunto de tomar nuestra vida en nuestras propias manos en lugar de abandonarla a las tendencias creadas por los hábitos y la confusión. En lugar de dejar el timón y solo dejar que el bote flote a donde la brisa sople, la libertad significa señalar un curso hacia un destino elegido- el destino que sabemos que es el más deseable para nosotros mismos y los otros.

El Corazón de la Realidad
Las meditaciones sobre estos temas están basadas en la experiencia de generaciones de meditadores que han dedicado sus vidas a observar los patrones de pensamiento automáticos y mecánicos y la naturaleza de la consciencia. Entonces es que ellos enseñaron métodos empíricos para desarrollar claridad mental, estado de alerta, libertad interna, amor altruista y compasión. Sin embargo, no podemos solamente depender de sus palabras para liberarnos a nosotros mismos del sufrimiento. Debemos descubrir por nuestra cuenta el valor de los métodos que esta gente sabia enseñó y confirmar nosotros mismos las conclusiones a las que ellos llegaron. No es puramente un proceso intelectual. Se necesita un largo estudio de nuestra propia experiencia para redescubrir sus respuestas e integrarlas a nosotros mismos a un nivel profundo. Este proceso necesita determinación, entusiasmo y perseverancia. Requiere lo que Shantideva llamaba “alegría de modos virtuosos.”

De este modo empezamos observando y entendiendo cómo los pensamientos se multiplican por asociación unos con otros y crean un mundo entero de emociones, de alegría y sufrimiento. Entonces penetramos en la pantalla de los pensamientos y damos una mirada al componente fundamental de la consciencia: la facultad cognitiva primaria de la cual todos los pensamientos afloran.

Liberando a la Mente de Mono
Para lograr esta tarea, debemos empezar por calmar nuestra turbulenta mente. Nuestra mente se comporta como un mono cautivo que, en su agitación, se vuelve cada vez más enredado en sus lazos.

Es del cúmulo de nuestros pensamientos que las primeras emociones afloran, y luego los estados de ánimo y las conductas, y finalmente los hábitos y rasgos de carácter. Lo que aflora espontáneamente no necesariamente produce buenos resultados, no más que el lanzar semillas al viento produce buena cosecha. Entonces tenemos que comportarnos como buenos granjeros que preparan sus campos antes de sembrar semilla. Para nosotros, esto significa que la más importante tarea es lograr la libertad a través del dominio de nuestra mente.

Si consideramos que el beneficio potencial de la meditación es el darnos una nueva experiencia del mundo a cada momento de nuestras vidas, entonces no parece excesivo el pasar al menos veinte minutos diarios tratando de conocer mejor a nuestra mente y entrenándola hacia este tipo de apertura. El fruto de la meditación podría ser descrito como un óptimo estado de ser, o una felicidad genuina. Esta verdadera y duradera felicidad es un sentido profundo de haber realizado el potencial que tenemos dentro para la sabiduría y el logro. El trabajo hacia este tipo de plenitud es una aventura que vale la pena llevar a cabo.

Por Matthieu Ricard

**Traducido de: http://www.lionsroar.com/why-meditate-september-2010/