jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Qué es la Meditación?


Puesto de la manera más simple, la meditación es una manera de entrenar la mente. La mayoría del tiempo, nuestras mentes divagan- estamos pensando sobre el futuro, el pasado, preocupándonos, fantaseando o soñando despiertos. La meditación nos trae de vuelta al momento presente, y nos da las herramientas para estar menos estresados, más calmados y ser más amables para con nosotros mismos y los demás.



“La meditación es un entrenamiento de nuestra atención”, dice Tara Brach. “Nos permite salirnos del pensamiento distraído y nos ayuda a llegar al momento presente en un modo balanceado y claro.”

Atención plena

Hay muchos tipos diferentes de meditación. La mayoría de religiones tienen tradiciones contemplativas y hay muchas formas seculares de meditar, también. Sin embargo, en los últimos años, la meditación en atención plena se ha vuelto cada vez más popular.

La meditación en atención plena básica es la práctica de prestar atención al momento presente con una disposición de aceptación y de no juzgar. Más bien, el punto es prestar atención a tus sensaciones físicas, pensamientos y emociones con el fin de verlos más claramente, sin asumir mucho o inventando historias.
Es un ejercicio engañosamente simple: quédate aquí mismo, ahora mismo, sin soñar despierto. Con práctica, puede dar paso a profundos resultados, dándonos más control de nuestras acciones y haciendo espacio para más amabilidad y ecuanimidad, incluso en situaciones difíciles. Con el tiempo, la meditación en atención plena puede incluso ayudarnos a entender mejor qué nos causa estrés y qué podemos hacer para aliviarlo.
Aunque la meditación en atención plena fue inspirada por las prácticas Budistas, hoy en día está disponible como una práctica completamente secular que enfatiza la reducción del estrés, el cultivo de la concentración y el desarrollo de la tranquilidad.
“Hay una idea equivocada de que la atención plena es religiosa” dice Atman Smith. “Lo que tenemos que explicar es que es una técnica de reducción del estrés y un modo de hacerte más fuerte en el aspecto mental. Es una práctica de auto-cuidado.”
Hay cada vez más estudios identificando los efectos medibles de la atención plena en el cuerpo y el cerebro, y está captando la atención en ambientes profesionales como la educación, los deportes, los negocios e incluso en el ejército.
Atención Plena VS Meditación
Aunque los nombres son a veces usados de manera indistinta, es útil hacer una distinción entre atención plena y meditación.
La Atención Plena es una cualidad- la experiencia de abrirse y ser consciente del momento presente, sin pensamiento que juzgue, criticismo automático o mente que divaga.
La meditación en atención plena es la práctica de estar presente en el momento, lo que a su vez nos entrena a ser más conscientes a lo largo del día, particularmente durante situaciones difíciles.

Como Tara Brach lo pone: “La atención plena es tu consciencia de lo que está pasando en el momento presente. La meditación es el entrenamiento de la atención que cultiva la consciencia plena.”

**Traducido de: http://www.nytimes.com/well/guides/how-to-meditate

lunes, 26 de septiembre de 2016

Cómo Dominar el Deseo por las Cosas



¿Qué es “suficiente”? Carley Hauck explora cómo construir una relación más saludable con las cosas a las que nos atamos- y a las cosas que deseamos.
Por Carley Hauck | 14 de July, 2016

¿Alguna vez has querido algo tanto que has rezado por eso, ahorrado por eso, y/o trabajado muy duro por lograrlo? ¿Luego, una vez que lo obtienes, pensaste: “Hmmm, eso no fue tan genial como creí que sería y ahora quiero algo más”?
La mente siempre anhela algo más, puede desear una nueva experiencia, un sentimiento placentero o ansiar la adquisición de algo que se siente que traerá placer. Sin embargo, las experiencias, sensaciones o sentimientos placenteros que luchamos por conseguir no duran y a menudo nos encontramos a nosotros mismos queriendo más. Lo único con lo que contamos en esta vida es la impermanencia y su cambio continuo. Aquí hay unos cuantos ejemplos de impermanencia:
  • Has estado ahorrando para ese viaje especial y todas las condiciones correctas se dan para ir. Piensas “¡Estas va a ser las mejores vacaciones de mi vida!”. Vas de vacaciones pero hay unos cuantos contratiempos que hacen que no cumplan tus expectativas. Ahora necesitas algo más: unas vacaciones de tus vacaciones.
  • Obtienes el tan luchado ascenso en el trabajo y piensas: “Ahora tengo todo lo que necesito para ser exitoso.” En lugar de sentirte feliz con este éxito, tus sentimientos cambian. Te das cuenta de que este ascenso ahora tiene mucha más responsabilidad y estrés de lo que pensaste. Ahora quieres un trabajo con menos responsabilidades.
  • Pasas junto a tu cafetería local, ves un pastel maravilloso y piensas: “Wow, ese pastelillo relleno de chocolate es justo lo que necesito para llegar bien a mi reunión de la mañana.” Lo comes y está delicioso, pero ese sentimiento no dura. Tu reunión es desagradable de todas formas y quieres otro postre para distraerte.

La codicia es uno de las tres corrupciones o estados mentales insanos (codicia, aversión y desconocimiento). Las corrupciones de la mente son una enseñanza común en la meditación, si alimentamos pensamientos de codicia y los animamos a crecer, repitiéndolos una y otra vez en la mente, se manifestarán en acciones insanas y torpes, causando daño a nosotros mismos y a los demás.
He estado estudiando y practicando meditación por los últimos 15 años y, como parte de mi estudio y práctica personal, tomo 2 semanas de silencio cada año. Cuando estoy en silencio durante varios días consecutivos, me vuelvo atentamente consciente de la impermanencia. En el curso del día, mi mente puede tener muchos pensamientos de codicia, aversión y desconocimiento. Con atención plena, puedo estar consciente de estos pensamientos y, en lugar de alimentarlos y actuar basado en ellos, puedo dar un paso atrás y observarlos. Esto me permite experimentar mayor paz, alegría, satisfacción y sabiduría en lugar de actuar en base a estos pensamientos negativos.
Nuestra sociedad a menudo nos condiciona y anima a buscar la felicidad afuera de nosotros mismos. La noción de que este momento no es correcto tal como es, estimula a las mentes que quieren más y al sobre-consumo. He estado viajando regularmente a Pasadena, en los Ángeles, por trabajo. Luego de un largo y muy fructífero día de enseñar y dar consejos sobre atención plena y bienestar a uno de mis clientes, sentí el deseo de tomar una caminata veraniega a través de las calles céntricas de Pasadena. En mi caminata, había muchas tiendas y anuncios atractivos de ofertas. A medida que miraba las tiendas, observe cómo mi mente acariciaba la idea de adquirir varios artículos en oferta. Finalmente, entré en una tienda y decidí probarme un hermoso collar de Mandala que estaba a 50% de descuento, a $30. Caía bastante bien con mi atuendo y pensé en comprarlo. Afortunadamente, la atención plena estaba presente, junto con mi deseo de comprar ese collar, y sabiamente me pregunté a mí misma estas preguntas:
 “Carley, ¿necesitas ese collar de Mandala?”
“No.”
“¿Realmente usarás ese collar?”
“Tal vez por un tiempo, pero tengo otros collares y realmente uso solo un collar de modo regular”
“¿Cuántos otros collares o artículos de joyería tienes que ya no usas?”
 “Unos cuantos.”
“¿Comprar este collar realmente aportará a tu colección?”
 “No.”
“¿Es más comprar y consumir, solo porque sí, bueno para el planeta?”
 “No.”
Después de oír mi diálogo interior, pensé: “voy a hacer una pausa y si aún quiero de verdad el collar en unos días o una semana, regresaré por él.” Eso fue todo y salí de la tienda, sin ningún remordimiento y disfruté el resto de mi caminata de verano, lo que de verdad quería era caminar y el collar era solo una bonita distracción.
Práctica: Haciéndonos conscientes de los deseos.
Cierra tus ojos y ponte en una postura cómoda. Saca partido de tu respiración y tu cuerpo.
·         Piensa en algo hermoso. Trae a tu mente algo que quieras- que REALMENTE quieras. Mira la imagen en tu cabeza- o si estás en una tienda o galería de arte, puedes admirar el objeto por unos minutos. ¿Cómo se siente en el cuerpo? ¿Cómo se siente en la mente? Permítete a ti mismo sentirlo en verdad. Imagínate a ti mismo casi teniéndolo… siente la tensión ahí en la mente y en el cuerpo, estás muy cerca de tenerlo. Casi está a tu alcance…
·         Déjalo ir. Toma una respiración profunda y deja que esos sentimientos se vayan. Como una práctica similar en la revista Mindful sugiere: “Acepta al objeto por lo que es, brillante, sin necesidad de ser poseído o protegido por ti.”
·         Evalúa lo que tienes. Cambia tu atención hacia algo que ya tienes ahora. Permítete apreciarlo: puede ser tu salud, tus seres queridos- solo nota cómo se siente. Cuando dejas ir, ¿cómo se siente en la mente y en el cuerpo el tener suficiente ahora mismo? Cada vez que te sientes enganchado y queriendo algo, nota las sensaciones que genera y entonces lleva tu consciencia de vuelta a lo que ya tienes. Un dicho útil que uso cuando identifico al deseo por las cosas es: “Tengo todo lo que necesito ahora mismo.”



**Traducido de: http://www.mindful.org/tame-wanting-mind/

martes, 20 de septiembre de 2016

Educando a la Pareja Consciente



Como muchos padres y madres, hemos experimentado momentos en que la cantidad y calidad de nuestra conexión ha decaído. En esos periodos nos sentimos irritables, cansados y hambrientos por conectarnos; pero en lugar de encontrar refugio en la compañía mutua, anestesiábamos el anhelo con distracciones como la TV, el trabajo o tomarnos una copa más de vino- ninguno de los cuales sacia el anhelo de una conexión cariñosa. Ya sea que estés en una relación, saliendo recientemente de una o buscando estar en una, establecer la intención para nutrir conexiones cariñosas en tu vida es esencial para tu propia salud y felicidad.
Una pareja es una entidad en sí, casi como una persona. Necesita atención y nutrientes de la misma manera que tu cuerpo y tu mente, ¿pero cuál es la mejor manera de darle el tipo de atención que necesita?
La investigadora y autora Barbara Fredrickson recientemente definió el amor en un modo más sutil de lo que la mayoría de nosotros tiende a verlo. “El amor, como su cuerpo lo experimenta,” dice, “es un micro-momento de conexión compartida con otra persona.”
Eso está de acuerdo con nuestra experiencia.  Cada día nos da muchas oportunidades para crear y compartir micro-momentos de conexión unos con otros, aunque a menudo caigamos en la trampa de pasar de largo frente a nuestr@ ser amad@, viéndol@ como un objeto estático. Nos perdemos la oportunidad de ver a la persona, con todas sus fortalezas, belleza, alegrías y triunfos, y también sus fallas y sufrimientos acumulados. En última instancia, cuando vemos a la persona, sentimos nuestra humanidad compartida en toda su complejidad. El crear micro-momentos de conexión puede contrarrestar la desconexión que tan a menudo se filtra en una relación y puede ayudar a sostener nuestro amor. De hecho, estos momentos son amor.
De acuerdo a muchos investigadores, cuando somos parte de estos momentos, no estamos tan activados por los inevitables agentes estresantes de la vida. Debido a eso, los viejos patrones de conducta no saludables no se disparan tan a menudo por el caos y la disrupción, y nos volvemos una persona, pareja y madre o padre más feliz y resiliente. Puede ser difícil creer que esos momentos de conexión positiva pueden de hecho sostenernos durante los momentos de desconexión, pero sí pueden y de hecho lo hacen. El amor es una energía de fuente renovable y puede encontrarse en los momentos más pequeñitos.

Práctica: Cultivando Micro-Momentos Conscientes

Decide crear al menos un micro-momento de conexión esta semana, tanto verbal como físicamente. Si los juicios o los miedos aparecen, solo nótalos y vuelve a comprometerte con tu intención. Nota cómo te sientes cuando ustedes se toman las manos o se dan una suave caricia en el brazo o la mejilla. Deja que un abrazo dure hasta que ambos sientan sus cuerpos relajados, indicando que los sistemas nerviosos se han conectado y calmado. Vean si estos momentos pueden permanecer un poco más de tiempo que lo normal, aceptando el sentimiento de cada momento.

**Traducido de: http://www.mindful.org/raising-the-mindful-family/

viernes, 16 de septiembre de 2016

Educando a la Familia Consciente





Horarios ocupados, aparatos digitales, largos desplazamientos- todo esto lleva a los miembros familiares a estar más desconectados unos de otros. Las psicólogas Stefanie y Elisha Goldstein nos muestran maneras de fortalecer las relaciones, incrementar el bienestar colectivo y reunir de nuevo a la familia.

Por Elisha Goldstein y Stefanie Goldstein | 30 de abril, 2016
Un cambio inquietante está sucediendo en nuestra cultura hoy en día: hay cada vez menos conexión íntima en las familias modernas, ya que los vínculos entre los padres e hijos y entre parejas se debilitan con la distracción y las ocupaciones. Demasiados miembros familiares pasan la hora de la cena (si es que dura una hora) mirando a sus teléfonos y tablets en lugar de conectándose. Damos nuestro amor sobre la marcha, en saludables bites y superficiales mensajes de texto de “TQM”. Eso no es substituto para el mirarnos a los ojos, sentir el toque del otro, tomar tiempo para una conversación real y decir “Te quiero” con significado. Es fácil imaginar un futuro en el cual las familias desconectadas sean la norma, ya que las rutinas habituales nos ciegan a las conexiones, elecciones y maravillas que hacen tan rica a la vida familiar.
A través de nuestro trabajo terapéutico con cientos de niños, adolescentes, adultos, parejas y familias, hemos visto cuán profunda y descorazonadora puede ser la creciente desconexión en las familias. Hemos visto varias familias rindiéndose a tratar de reconectarse porque se siente demasiado difícil y doloroso el intentar revertir la dirección de algo que se ha ido desvaneciendo por mucho tiempo.
El ver la profundidad de estos retos nos ha inspirado a desarrollar algunos principios y guías que puedan ser útiles para educar a una familia consciente. Hemos hecho esto no solo para trabajar con familias desconectadas- y ayudar a que otras no terminen así- sino también porque queremos ayudar a descubrir cómo educar a nuestros propios niños con amor, entendimiento, bromas, humor y confianza, y mantener una relación fuerte en el medio de todo eso.
Todos comenzamos con grandes aspiraciones, pero nos metemos en dificultades en el camino. Cuando los inevitables retos aparecen, hemos aprendido una y otra vez (a veces a la mala) que ver primero lo que otros necesitan hacer para cambiar no es el lugar más efectivo para comenzar.
Esa es la razón por la cual nuestro primer principio es “educar al yo consciente”, lo cual no significa cultivar ningún “yo” especial. Simplemente significa que cada un@ de nosotr@s tiene su propio trabajo primero. El siguiente lugar natural en el cual poner nuestra atención es en nuestra relación con nuestra pareja, la cual no resultará bien en autopiloto. Necesitamos nutrirla y prestarle atención de modo regular. Si eso está sucediendo, estamos en camino de darles a nuestros hijos lo que necesitan, porque ellos seguirán nuestro ejemplo. El modo en el que ellos nos vean vivir es más poderoso que cualquier cosa que les digamos sobre ser conscientes.

Educando al Yo Consciente

Hace años fuimos invitadas a una charla privada del famoso pediatra y autor Berry Brazelton. Habían muchas preguntas de los padres y profesionales, incluidas nosotras, que buscábamos respuestas del tipo “cómo hacer” a los problemas diarios de la crianza. Hacia el final de su charla, Brazelton dijo “¿Saben? Puede ser que el enorme campo del 'desarrollo infantil y paternidad' haya perjudicado a los padres y madres, en realidad. Les ha dado el mensaje de que necesitan ver a los expertos para encontrar las respuestas, cuando muchas veces las respuestas están ahí. Siempre lo han estado.”
Ver interiormente es donde creemos que comienza la educación de una familia consciente- con cada un@ de nosotr@s aprendiendo cómo hacer una pausa, oír atentamente a nosotr@s mism@s y confiar en nuestra sabiduría. El encontrar espacios en nuestro día para bajar las revoluciones, tomar un respiro y revisar, entrena nuestras mentes para cambiar a una perspectiva más amplia en el medio de las reacciones emocionales y ver más claramente lo que nosotr@s y los otr@s necesitamos en cualquier momento dado.
Educar una familia no es simple. Ofrece mucha información que viene hacia nosotros desde mútiples direcciones y si nos abrumamos, nuestro cerebro operará en modo automático. Recurriremos a la historia emocional de nuestra niñez para hacer juicios rápidos acerca de cómo reaccionar ante nuestros propios hijos y pareja. En nuestros mejores momentos podemos encontrar el momento para respirar y ver un panorama más amplio y considerar maneras saludables de responder. Aunque, como la vida se vuelve más estresante y agitada, es fácil caer en una rutina de patrones no saludables e impulsivos que pudimos haber heredado de nuestros padres y madres- a pesar de que hayamos jurado que lo haríamos diferente a nuestra propia familia. Ahora nos sentimos mal. Avergonzad@s, nos etiquetamos a nosotros mismos como “mal padre” o tal vez “padre no suficientemente bueno”. Aprender a cómo hacer una pausa más frecuentemente durante el día puede ayudarte a notar estos patrones y aportar entendimiento acerca de cómo puedes reconectarte contigo mism@, con tu pareja (si tienes una) y tus hijos.
Como padres, todos somos imperfectos. Una de las más importantes prácticas que hemos encontrado para educar una familia consciente es el aplicar la autocompasión durante los momentos estresantes: el ser consciente de nuestros propios momentos de lucha, con una inclinación a ayudarnos a nosotros mismos con amabilidad.
Recomendamos cualquiera de las muchas pequeñas prácticas de atención plena que te enseñan cómo detenerte y rápidamente cambiar tu perspectiva. También animamos a usar prácticas que te ayuden a confiar en tu sabiduría interior como madre o padre- algo que a menudo tendemos a dudar. Aquí hay una práctica que hemos encontrado particularmente útil.
Como madres y padres, todos somos imperfectos. Recuerda eso y sé amable contigo mism@ durante los momentos de estrés.

Práctica: Atención Plena y Autocompasión
Cuando reconozcas que estás en un momento estresante, reconoce la dificultad diciendo: “Esto es difícil ahora”. Luego pregúntate, “¿Qué necesito?”
Reconocer y cuestionarte permite abrirte a la sabiduría que hay dentro de ti, y construir autoconfianza. Tal vez encuentres que quieres ser más paciente o ser libre del estrés que te está atacando en el momento. Intenta poner tu mano en tu corazón como un gesto de cuidado y dite a ti mism@: “Quisiera estar en calma, tener más paciencia y estar libre de este estrés”.

Si quieres, puedes llevar esto más profundamente. Puedes imaginarte a todos los padres y madres allá afuera que han experimentado esta lucha y deséales lo mismo. Todos estamos conectados en este viaje imperfecto de la crianza de los hijos. El reconocer ayuda a dejar la carga de la autocrítica, a sentirnos más conectado y a abrirnos a lo que realmente importa.

**Continuación: Educando a la Pareja Consciente y Educando al Niño Consciente**



**Traducido de: http://www.mindful.org/raising-the-mindful-family/

martes, 13 de septiembre de 2016

¿De dónde viene realmente la compasión?

¿Qué es la compasión?
En Budismo, la compasión no es un sentimiento de pena o lástima hacia el dolor de otras personas, sino más bien la conciencia de este mismo dolor, incluso en momentos en los cuales no está manifestado. Esto influye en nuestra actitud para con el otro de un modo positivo, ya que al ser conscientes de ese sufrimiento sin identificarnos excesivamente, podemos ayudar a dar solución con la mente clara.

Con un poco de reflexión veremos en el fondo que todas las personas estamos sujetas a los mismos problemas en la vida, y eso se convierte en el combustible de la motivación altruista: el querer aliviar el sufrimiento ajeno, luego de reconocerlo como no diferente al propio.


En este vídeo, Sharon Salzberg nos comenta un poco sobre cómo lograr que ese sentimiento de compasión aflore, que a su vez es la clave para vivir de un modo más completo el momento-a-momento.

Personalmente hablando, no es algo fácil... pero en esos pequeños momentos en que uno logra agarrarle la maña, vale la pena. :)



sábado, 10 de septiembre de 2016

¿Es la meditación suficiente?

Todos tenemos prejuicios, todos tenemos puntos de vista. No solo tenemos ideas, sino que tenemos opiniones e innumerables juicios, especialmente acerca de otra gente. Podríamos esperar liberarnos de tal enredo, pero usualmente lo que encontramos es que solo intercambiamos un juego de prejuicios por otro.
La práctica de la meditación de atención plena-conciencia no toma lugar en un vacío. Sucede dentro de un cierto contexto y punto de vista. En la tradición Budista, la meditación es a menudo presentada en el contexto de “visión, meditación y acción”. Cada uno de estos tres es esencial, como un sistema de controles y contrapesos.
Si no entendemos la visión, la práctica de la meditación puede ser más una trampa que un medio de liberarnos del engaño en que estamos. Sin un entendimiento del no-teísmo y la motivación de beneficiar a los demás, la práctica de la meditación puede degenerar en una auto-absorción y un escapismo. En lugar de aflojar nuestro aferramiento al ego, puede perpetuar nuestro desconocimiento y codicia. En lugar de conectarnos con nuestro mundo, puede sustraernos de él. La práctica meditativa podría ser incluso una herramienta de agresión, un modo de aclarar la mente antes de salir a cometer nuestro siguiente asesinato. La meditación por sí misma no es la cura mágica a todos los problemas. La visión informa a la práctica.
Así también, la meditación balancea a la visión. La práctica de la meditación es un modo de aflojar nuestra solidez. Sin práctica, incluso la visión más inspirada puede volverse ideología rígida. La meditación nos hace darnos cuenta de la inutilidad de aferrarse a cualquier visión rígida. Vemos la naturaleza de nuestro aferramiento a puntos de vista particulares, y la simplicidad de permitir que tales visiones se disuelvan. La ironía es que la motivación y la visión apropiadas son esenciales, y al mismo tiempo, es también esencial no aferrarse a ninguna visión.
La acción, el tercer componente, es un balance para tanto la visión como la meditación. La meditación no importa mucho si no tiene efecto en el resto de nuestra vida. Así también, podemos estar llenos de palabras vacías que no llevan a ningún cambio en nuestra vida o nuestra relación con los demás. Necesitamos actuar sobre la base de nuestro entendimiento y nuestra conciencia.
La acción, tal como la visión y la meditación, no aparece sola. La acción sin claridad de visión es algo equivocado y propenso a causar más mal que bien, y una acción sin meditación tiende a ser apresurada y compleja, en lugar de ser espaciosa y sencilla. Pero si estos tres factores están equilibrados, la claridad de visión y la conciencia meditativa impregnan todas nuestras actividades.
En el camino Budista integramos nuestras acciones, nuestra visión y nuestra práctica. Es un equilibrio de conciencia, comprensión y acción, trabajando armoniosamente juntas. De ese modo, nuestra energía no se divide o dispersa, sino que estamos completamente presentes en cualquier cosa que hagamos. Eso es lo que significa ser un ser humano genuino.
En el Budismo, el punto no es solo llegar a ser meditadores expertos, sino el cambiar nuestra completa manera de dirigirnos a la vida. La meditación no es meramente una técnica útil o gimnasia mental, sino una parte de un sistema balanceado diseñado para cambiar el modo en que afrontamos las cosas a un nivel fundamental. En este contexto, es un modo de exponer y eliminar los problemas esenciales del aferramiento y la fijación con el ego que nos separa de los demás y que causa dolor interminable.
Hay muchas variedades de meditación y muchos contextos diferentes en los cuales ocurre. Incluso dentro de la tradición Budista, hay muchas variedades de meditación y muchas diferencias de opinión acerca de lo que trata la meditación. Sin embargo, donde sea que aparece, está matizada por uno u otro prejuicio. Actualmente, la gente arranca técnicas como la meditación de sus contextos tradicionales, mezcla y ajusta prácticas de tradiciones muy diferentes, y las aplica en nuevas configuraciones. La práctica meditativa se está siendo presente cada vez más en un modo secular, libre de trampas religiosas. En los Estados Unidos, tiende a ponerse en una categoría general de “técnicas de auto-ayuda”. Como resultado, la meditación ha sido “desmitificada” para mucha gente, que la ven como un aspecto de un estilo de vida saludable, como trabajar o como comer comida sana.

La meditación es usada como una terapia para calmar a la gente, como curación (para disminuir la presión sanguínea, por ejemplo, o lidiar con el dolor), e incluso como una manera de superarse en los negocios, o ganar en los deportes. Está haciéndose cada vez más presente en la vida común. Esto no es diferente a lo que le ha sucedido a la práctica del Yoga, que una vez fue visto como un sistema sofisticado de entrenamiento espiritual, y ahora se ofrece con regularidad. La técnica puede estar ahí, pero no hay corazón. Hay un peligro de que la técnica de la meditación pueda ser reducida de modo similar. La misma técnica diseñada para vencer al poder de la fijación por el ego podría convertirse en otra capa de nuestro escudo de protección del ego.


lunes, 5 de septiembre de 2016

Las Dificultades son la Práctica

¡Hola!
Luego de unas cuantas semanas, terminé de subtitular este video de Noah Levine, un profesor de Budismo y psicólogo que se dedica a difundir el Dharma y a enseñar meditación.


Creo que muchos somos conscientes de que los problemas que encontramos en la vida de alguna forma nos enseñan algo, como una especie de moraleja o beneficio que se da 'a posteriori': luego de padecer estas dificultades es que aprendemos algo que debemos o no debemos hacer. Aquí, Noah nos plantea los problemas como oportunidades en sí mismas para crecer y desarrollar la compasión, el entendimiento, la bondad y así poder ayudar a las personas, limpiando el sufrimiento innecesario de nuestras vidas y dar solución a esos problemas hábilmente. Mucho depende del trabajo con la propia mente y el cultivar la conciencia plena, yendo más allá del 'sistema operativo desactualizado' que poseemos, para liberarnos de nuestros propios aferramientos y aversiones.

Espero que lo disfruten y que encuentren algunas ideas interesantes, pero especialmente que esas ideas sean llevadas a la práctica, a nuestra vida diaria. :)


jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Qué es esto?

Martine Batchelor ofrece una práctica Koan Zen Coreana para refrescar nuestras mentes y abrirnos a la sabiduría creativa.

En la China del siglo sexto, las escuelas Budistas eran más bien escolásticas y enfocadas en las escrituras. Para alejarse de esta dirección académica e ir hacia las enseñanzas originales de Buda de practicar la meditación y realizar el despertar en esta vida, la escuela Zen desarrolló esta práctica Zen, en la cual las historias de los despertares de los monjes se volvieron un punto de partida para el escrutinio meditativo. Al formularnos y enfocarnos en una única pregunta como un método meditativo, los practicantes Zen tenían como objetivo el desarrollar una rica sabiduría experimental.
En la tradición Zen Coreana, uno generalmente medita el Koan “¿Qué es esto?”. Esta pregunta deriva de un encuentro entre el Sexto Patriarca Huineng (638–713 D.C.), y un joven monje, Huaijang, que se convirtió en uno de sus mejores discípulos:
Huaijang entró a la habitación y se inclinó ante Huineng. Huineng preguntó: “¿De dónde viene?” “Vengo del monte Sung,” respondió Huaijang. “¿Qué es esto y cómo llegó acá?” preguntó Huineng. Huaijang no pudo responder y se quedó en silencio. Practicó por muchos años hasta entender. Fue a ver a para contarle acerca de su descubrimiento. Huineng preguntó: “¿Qué es esto?” Huaijang respondió: “Decir que es esto es de este modo no es el punto, pero aún así puede ser cultivado.”
La historia completa es considerada el Koan, y la pregunta misma, “¿Qué es esto?” es el punto central—hwadu en coreano, o huatou en chino. La práctica es muy simple. Ya sea que estés caminando, de pie, sentado o echado, pregúntate “¿Qué es esto?” repetidamente.  Debes tener cuidado de no entrar en un interrogatorio intelectual, ya que no estás buscando una respuesta intelectual. Estás volviendo a encender la luz de la curiosidad en ti y tu completa experiencia en este momento. No estás preguntando “¿Qué es este pensamiento, sonido, sensación u objeto externo?” Si necesitas ponerlo en un contexto significativo, te estás preguntando “¿Qué es esto que estoy oyendo, sintiendo, pensando?” No estás pensando “¿Cuál es sabor del té o el té mismo?” Te estás preguntando “¿Qué es esto a lo que sabe el té?” “¿Qué es esto antes de que incluso saborearas el té?”
Mi propio maestro, Kusan (1909–1983), solía intentar ayudarnos al señalar que la respuesta no era un objeto, porque no podrías describirlo como largo o corto, de este o ese color. No era espacio vacío tampoco, porque el espacio vacío no puede hablar. No era Buda, porque no has despertado aún a tu naturaleza búdica. No era el amo del cuerpo, la fuente de la conciencia, u otra manera de designarlo, porque esas son meras palabras y no la real experiencia de eso. De este modo, te quedas con el cuestionamiento. Te preguntas “¿Qué es esto?” porque no sabes.
No estamos especulando con nuestra mente. Estamos tratando de hacernos uno con la pregunta. La parte más importante de la pregunta no es el significado de las palabras, sino el signo de interrogación. Estamos preguntando incondicionalmente “¿Qué es esto?” sin buscar una respuesta, sin esperar una respuesta. Estamos preguntando por el preguntar en sí mismo. Esta es una práctica de cuestionamiento, no de respuestas. Estamos tratando de desarrollar una sensación de apertura, de asombro. A medida que arrojamos la pregunta “¿Qué es esto?”, nos estamos abriendo al momento. No hay lugar donde podamos descansar. Estamos dejando ir nuestra necesidad de conocimiento y seguridad, y nuestro cuerpo y mente mismos se vuelven una pregunta.
Te estás entregando a ti mismo totalmente a la pregunta. Es como sumergirse en una piscina: todo el cuerpo está comprometido en el acto, y el cuerpo y la mente se refrescan. Estás tratando de desarrollar una sensación de cuestionamiento e indagación que genera el sentido de perplejidad que sientes cuando has perdido algo. Estás yendo a algún lado, pones tu mano en tu bolsillo para tomar las llaves de tu auto. No están ahí. Revisas esta y esa esquina del bolsillo una y otra vez, y no hay nada. Por un momento antes de que recuerdes dónde las dejaste, estás totalmente perplejo; no tienes ni idea de lo que pudo haber pasado. Esto es muy similar a la sensación que tratas de desarrollar en el cuestionamiento Zen.
La concentración y la indagación aparecen juntas con esta técnica. La concentración se desarrolla a medida que regresas una y otra vez a las palabras de la pregunta, de vuelta al momento presente. La pregunta es el ancla de tu meditación, el punto fijo. Al cultivar la concentración, te permites una cierta calma y espacio para desarrollarte. El proceso de indagación es vívido, porque no estás repitiendo las palabras como un mantra—las palabras mismas no son sacras, ni tienen una resonancia especial. Ellas son solamente el trampolín desde el cual te sumerges en la piscina del cuestionamiento. Al cuestionar repetidamente con la energía e interés de alguien que acaba de descubrir que ha perdido algo, tú evocas una brillantez en tu ser completo. Este cuestionamiento te da energía, porque no hay lugar dónde descansar, y da paso a más posibilidades y menos certezas. Es un tipo de asombro similar al de un niño pequeño cuando descubre y se maravilla del mundo alrededor suyo—muy inmediato, no perdido en el futuro o en el pasado. Esta práctica es solo estar en el momento y mirar profundamente, preguntando “¿Qué es esto?” y estar abierto a eso a medida que sucede.
Si meditas de este modo, tu mente se volverá más flexible, y empezarás a ver que de hecho tienes más opciones en tus acciones y conducta que lo que creíste posible. Esta mirada te permitirá responder creativamente a los pensamientos al saber que estás pensando y dándote cuenta cuando entras en contacto con un nuevo pensamiento. Normalmente, un pensamiento emerge tan rápido que ni siquiera estás consciente de su aparición. Solo lo piensas y actúas de un modo impulsivo o habitual. Cuando meditas, sentado en silencio, tratando de enfocarte en la pregunta “¿Qué es esto?”, empiezas a notar lo que te distrae de tu foco. Generalmente es un pensamiento de un tipo u otro. La meditación no está dirigida a detener tus pensamientos, sino a ayudarte a descubrir qué y cómo piensas.
Hay diferentes maneras prácticas de meditar con este método. El más fácil es formularse la pregunta en combinación con la respiración. Inhalas, y mientras exhalas, te preguntas “¿Qué es esto?”. El Maestro Kusan solía sugerir el formular la pregunta haciéndola un círculo. Comienzas con “¿Qué es esto?” y tan pronto como terminas una pregunta, comienzas con otro “¿Qué es esto?”. Otra manera es solo formular la pregunta una vez y permanecer por un rato con la sensación de cuestionamiento. Tan pronto como se desvanezca, la formulas de nuevo, quedándote con la sensación dentro de ti hasta que se disipe de nuevo. Necesitas tener mucho cuidado de no formular la pregunta con demasiado foco mental. Usualmente se recomienda que te formules la pregunta como si estuviera saliendo de tu barriga o incluso de los dedos de los pies. Necesitas bajar la energía y no ponerla tiesa como un nudo en la mente. Si la pregunta te hace sentir inquieto, especulativo o confundido, solo regresa a una simple y calmada práctica de respiración por un momento antes de regresar a la pregunta. 
Ten en mente que no estás tratando de forzarte a ti mismo a encontrar una respuesta. Estás dándote a ti mismo de un modo entero al acto de cuestionar. La respuesta está en la pregunta misma. Es como un niño que nunca ha visto la nieve. Le dices que es blanca y fría. Él piensa que es como un pedazo de papel blanco en el refrigerador. Lo llevas cerca a la montaña y le muestras la cima. Él dice que se ve como helado de coco. Es recién cuando toca la nieve, la siente, juega con ella y la saborea que realmente sabe lo que es la nieve. Es lo mismo con la pregunta, y el sabor es la pregunta misma.
Se dice que el Maestro Kusan tuvo tres despertares: descubrimientos en la comprensión confirmados por su maestro, y aun así continuaba haciéndose la pregunta. Un monje occidental le preguntó por qué se continuaba cuestionando. Después de tres despertares, seguramente debe haber encontrado la respuesta. El Maestro Kusan le dijo que de esa manera no funcionaba la cosa. Mientras meditabas con esta pregunta, la práctica se desarrollaba de su propio modo y evolucionaba lentamente, así que le preguntamos cómo es que él hacía el cuestionamiento en ese punto.
Él no respondía. Decía que teníamos que descubrirlo por nosotros mismos. Cualquier descripción suya nos daría ideas equivocadas.
La parte más importante de la práctica es que para que la pregunta se mantenga viva, tu entero cuerpo y mente se deben volver la pregunta. Se dice en los círculos Zen que tienes que preguntar con los poros de tu piel y  de tus huesos. Un dicho Zen señala: “Gran cuestionamiento, gran despertar; pequeño cuestionamiento, pequeño despertar. Ningún cuestionamiento, ningún despertar.”
MEDITACIÓN GUIADA
¿Qué es esto?
  • Siéntate en un lugar tranquilo y cerrado. Mantén tu espalda derecha. Mantente equilibrado, calmado, y atento. Con los ojos medio cerrados, suavemente observa al frente tuyo.
  • Con las primeras respiraciones, conecta la pregunta con la exhalación. Mientras exhalas, pregunta “¿Qué es esto?”
  • No estás repitiendo la pregunta como un mantra, estás cultivando la sensación de perplejidad, preguntando incondicionalmente “¿Qué es esto?”
  • No es un cuestionamiento intelectual. No estás tratando de resolver esta pregunta con especulación o lógica.
  • No mantengas la pregunta en tu cabeza. Intenta formularla desde tu vientre.
  • Con la totalidad de tu ser, estás preguntando “¿Qué es esto?” “¿Qué es esto?”
  • La respuesta no se halla en Buda, en una cosa, o en un lugar vacío, o en una designación.
  • Estás preguntando “¿Qué es esto?” porque no sabes.
  • Si te distraes, regresa a la pregunta de nuevo una y otra vez.
  • La pregunta “¿Qué es esto?” es un antídoto para los pensamientos distraídos. Es tan filosa como una espada. Nada puede quedar en la punta de su afilada hoja.
  • Al formular esta pregunta profundamente, te estás abriendo a tu experiencia, con un sentido profundo de asombro y admiración.
  • Cuando la sesión haya finalizado, mueve tus hombros, espalda, piernas y suavemente levántate con una conciencia tranquila y fresca.