La conformidad tiene mala reputación, y a menudo se lo
merece. La gente abusa de las drogas, desfigura los parques nacionales y gasta
hasta $150 000 en bolsos de mano después de ver que otras personas lo hacen
también. Sin embargo, la presión grupal no tiene que ser completamente mala. La
gente también repite intenciones de voto, alimentación saludable y esfuerzos de
conservación ambiental. La cooperación y la generosidad de los demás pueden a
su vez ser copiadas: dile a alguien que su vecino donó a una caridad y esa
persona incrementará su propia donación, incluso un año después. Una conformidad
así de buena aparece prometedora, pero también limitada. Experimentos
previos, por ejemplo, se concentran casi exclusivamente en gente que observa a
otros comprometerse en una acción positiva en particular (como reciclaje) y
luego imita esa misma acción.
En un grupo de nuevos estudios, mis colegas y yo destacamos
un toque más amplio de conformidad positiva. Descubrimos que la gente no solo
imita los aspectos particulares de las acciones positivas, sino también el
espíritu subyacente a ellas. Esto implica que la amabilidad misma es
contagiosa, y que puede difundirse entre las personas, tomando nuevas formas en
el camino. Para ser una fuerza social potente, la conformidad positiva requiere
tal flexibilidad. No todos pueden costear una donación a la caridad o pasar
semanas haciendo un servicio en Haití. Atestiguar generosidad en otros,
entonces, podría inhibir a los potenciales futuros benefactores que sientan que
no dan la talla. Nuestro trabajo sugiere que la amabilidad de un individuo
puede sin embargo incitar que la gente sea positiva de otras maneras.
En nuestro estudio, la gente recibió un “bono de $1” además
de su paga por participar en el estudio. Luego ellos leyeron breves
descripciones de 100 actos de caridad, y decidieron si querían dar algo de su
bono a cada uno. Después de hacer cada donación, los participantes vieron lo
que ellos creyeron que era la donación promedio hecha por las últimas 100
personas en el estudio. De hecho, nosotros manipulamos estas “donaciones
grupales” para influenciar en las creencias de nuestros participantes. Algunas
personas aprendieron que vivían en un mundo generoso, donde la gente donaba
cerca de tres cuartos de su bono a la caridad. Otros aprendieron que vivían en
un mundo mezquino, donde la gente donaba solo cerca de un cuarto de sus bonos.
Presenciar a otras personas ayudando puede ser inspirador :) |
Como otros científicos, encontramos que los participantes
que creyeron que los otros fueron generosos, se hicieron ellos mismos más generosos.
Luego evaluamos nuestra real pregunta: ¿El contagio de la amabilidad va más
allá de la mera imitación? En un estudio posterior, la gente observó a otros
donando generosa o mezquinamente, y luego completaron lo que creyeron que era
una actividad de “amigo por correspondencia” sin relación. Leyeron una nota en
la cual otra persona describía los altos y bajos de su último mes, y le
respondieron. La gente que había observado a otros donar generosamente,
escribieron notas más amistosas, más empáticas y mostraban más apoyo que la
gente que había observado a otros comportarse de modo mezquino.
Esto sugiere que la amabilidad evoluciona mientras se
difunde, “infectando” conductas a través de las cuales cada nuevo individuo
puede expresarla.
La gente en nuestros estudios ni siquiera necesitaba ver a
otros hacer algo para “atrapar” su amabilidad. En otro estudio adicional, la
gente leyó historias acerca del sufrimiento de individuos sin hogar. Después de
cada historia, vieron lo que creyeron era el nivel promedio de empatía que los
participantes pasados habían sentido en respuesta al protagonista. Alguna gente
se enteró de que sus compañeros se
preocuparon mucho y otros se enteraron que fueron bien insensibles. Al final
del estudio, les dimos a los participantes un bono de $1 y la oportunidad de
donar tanto como quisieran a un albergue local de gente sin hogar. La gente que
creyó que los otros sintieron empatía por la gente in hogar, se preocuparon
más, y también donaron el doble que la gente que creyó que los otros sintieron
poca empatía.
Aún no entendemos completamente las fuerzas psicológicas que
alimentan el contagio de la amabilidad. Una posibilidad, respaldada por nuestro
propio trabajo, es que la gente valora el estar en sintonía con otros. Por
ejemplo, hemos encontrado que cuando los individuos aprenden que sus propias
opiniones encajan con los de un grupo, se activan regiones cerebrales asociadas
con la experiencia de recompensa, y que esta actividad cerebral sigue la pista
de sus posteriores esfuerzos por alinearse con un grupo. Como tal, cuando la
gente se entera que otros actúan amablemente, ellos mismos pueden llegar a
valorar la amabilidad más.
Por supuesto que la conformidad no siempre es una fuerza del
bien. De hecho, la mala voluntad que actualmente recubre nuestro país a menudo
muestra gente que sigue el ejemplo de otros. La gente que tiene actitudes
extremas, suele expresarlas en voz alta; cuando individuos moderados están de
acuerdo, los grupos se vuelven más afianzados y separados unos de otros. El
abismo creciente y amargo entre los grupos de derecha e izquierda en la
política norteamericana resaltan los volátiles resultados de tal polarización.
Nuestro trabajo, sin embargo, sugiere que la conformidad puede no solo generar
la animosidad, sino también el compromiso, la tolerancia y la actitud cálida.
La batalla entre la conformidad buena y mala posiblemente
depende del tipo de normas culturales que la gente presencia más a menudo.
Quien esté rodeado de fanatismo y antagonismo tendrá una tendencia a ser hostil
y a tener actitudes de exclusión. Quien en cambio aprenda que sus pares premian
la empatía, pondrán entonces más esfuerzo en ser empático, incluso con gente
que sea diferente. Al enfatizar las normas de empatía positiva, podríamos ser
capaces de impulsar el poder de la influencia social para combatir de nuevas
maneras la apatía y los conflictos. Y ahora mismo, cuando se trata de reparar
las divisiones ideológicas y cultivar amabilidad, necesitamos todas las
estrategias que podamos encontrar.
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