LA PRIMERA NOBLE VERDAD
Los 2 maestros anteriores de Shakyamuni, Udraka
y Arada Kalama, murieron solo unos días antes de todo esto, así que buscó a los
5 ascetas que lo habían dejado. Cuando lo vieron acercarse al Parque de los
Ciervos en Benares, decidieron ignorarlo ya que había roto sus votos. Sin
embargo, vieron algo tan radiante en su presencia que se levantaron, prepararon
un asiento, lavaron sus pies y oyeron a Buda mientras hacía girar la rueda del
Dharma, las enseñanzas, por vez primera.
La Primera Noble Verdad de Buda establecía que
toda vida, toda existencia, está caracterizada por duhkha. La palabra sánscrita significa sufrimiento, dolor, lo
insatisfactorio. Incluso los momentos de felicidad tienen un modo de volverse
dolor cuando nos aferramos a ellos, o, una vez que han pasado a nuestra
memoria, afectan al presente ya que la mente hace un intento inevitable de
recrear el pasado. La enseñanza de Buda se basa en una comprensión intuitiva de
la naturaleza de la existencia. Es una crítica radical al optimismo y las
muchas tácticas de escapismo- ya sea a través de la utopía, las terapias psicológicas,
el simple hedonismo o (y esto es lo que distingue principalmente al Budismo de
la mayoría de las religiones mundiales) la salvación teísta del misticismo.
EL SUFRIMIENTO ES VERDADERO
Duhkha es noble, y es verdadero. Es una base
que debe ser comprendida totalmente, y no algo de lo que escapar o algo que
tenga que ser explicado. La experiencia de dukkha, del funcionamiento de la
mente propia, lleva a la segunda Noble Verdad, el origen del sufrimiento, tradicionalmente
descrito como aferramiento, deseo por el placer, pero también y más
fundamentalmente un deseo por existencia continua, así como de no existencia.
La examinación de la naturaleza de este deseo lleva al corazón de la Segunda
Noble Verdad: la idea del “yo”, con todos sus deseos, esperanzas y miedos, y es
solo cuando este “yo” es comprendido y visto como insustancial que la Tercera
Noble Verdad, el cese del sufrimiento, se ve realizada.
LA PRIMERA SANGHA
Los 5 ascetas que oyeron el primer discurso de
Buda en el Parque de los Ciervos se volvieron el núcleo de una comunidad, una
sangha, de hombres (las mujeres ingresarían luego) que seguían el camino que
Buda había descrito en su Cuarta Noble Verdad, el Noble Óctuple Camino. Estos
bikkhus, o monjes, vivían de modo simple, teniendo como posesiones un plato,
una túnica, una aguja, una botella de agua y una navaja, ya que se rasuraban la
cabeza como un signo de haber dejado sus casas. Viajaron por el noreste de la
India, practicando la meditación solos o en pequeños grupos, mendigando comida.
La enseñanza de Buda, sin embargo, no era solo
para la comunidad monástica. Shakyamuni había instruido a los ascetas a que la
difundieran a todos: “Vayan, Oh bikkhus, para el beneficio de muchos, para el
bienestar de muchos, en compasión por el mundo, por el bien, para el bienestar
de dioses y hombres.”
Por los siguientes 45 años, Shakyamuni caminó
por las villas y pueblos de la India, hablando en lengua nativa, usando figuras
comunes de habla, de modo que todos pudieran entenderlo. Enseño a un aldeano a
practicar la atención plena mientras sacaba agua del pozo, y cuando una madre
desesperada le pidió que curara al niño muerto que llevaba en brazos, él no
hizo ningún milagro, sino que le dijo que trajera una semilla de mostaza de una
casa donde nadie hubiera muerto. Ella volvió con las manos vacías, pero con el
conocimiento de que la muerte es universal.
MUERTE E IMPERMANENCIA
A medida que la fama de buda se dispersaba,
reyes y otros auspiciadores ricos donaron parques y jardines para realizar
retiros. Buda los aceptó, pero contunió viviendo como había hecho desde sus 29
años: como un sadhu caminante, mendigando su plato, pasando sus días en
meditación. Solo que ahora había una diferencia: casi a diario, luego de su
almuerzo, Buda enseñaba. Ninguno de estos discursos, o las preguntas y
respuestas que siguieron, fueron registradas durante la vida de Buda.
Buda murió en el pueblo de Kushinagara, a la edad
de 80 años, habiendo comido un platillo de cerdo u hongos. Algunos de los
monjes reunidos estaban deprimidos, pero Buda, echado de lado, con la cabeza
descansando, les recordó que nada es para siempre, y les aconsejó que tomaran
refugio en sí mismos y en el Dharma, la enseñanza. Les preguntó si tenían preguntas de último momento. No hubo ninguna. Entonces, dijo
sus palabras finales: “Ahora, bbikhus, les digo: todas las cosas compuestas están
sujetas a decaer, trabajen a consciencia.”
La primera estación lluviosa después del parinirvana de Buda, se dice que 500
ancianos se juntaron en una caverna montañosa cerca de Rajagriha, donde
llevaron a cabo el Primer Concilio. Ananda, quien había sido el asistente de
Buda, repitió todos los discursos, o sutras, que había oído, y Upali recitó las
250 reglas monásticas, el Vinaya, mientras
Mahakashyapa recitó el Abhidharma, el
compendio de psicología y metafísica Budista. Estas 3 colecciones, que fueron
escritas en hojas de palma unos siglos después y conocidos como el Tripitaka (literalmente
“tres canastas”), se volvieron la base de las versiones posteriores del canon
Budista.
**Traducido de: http://tricycle.org/magazine/who-was-buddha-2/