viernes, 24 de agosto de 2018

El Entendimiento, la Ilusión y el Ego


Resultado de imagen para insightEl entendimiento es la habilidad de ganar una comprensión precisa y profunda de algo. La falta de entendimiento por lo tanto sugiere que tenemos solo una comprensión vaga y superficial. Vemos una montaña en la distancia, pero se ve borrosa; sabemos que es una montaña, pero no sabemos cuál. Sin embargo, lo opuesto del entendimiento no es solo la falta de claridad, es la ilusión. La ilusión implica que en lugar de ver al objeto de nuestra percepción, estamos viendo algo totalmente diferente. Esto es, no solamente estamos dejando de verlo completamente, sino que también lo percibimos de un modo que distorsiona su realidad. La ilusión sugiere una falsa percepción, no una pobre. Ni siquiera estamos viendo una montaña borrosa, sino un monstruo agazapado en el horizonte.
Pero solo la gente loca tiene ilusiones, ¿correcto? Bueno, sí y no. Los delirios de grandeza patológica o delirios de persecución tal vez, pero todos sufrimos de ilusiones hasta cierto punto. Desafortunadamente, es un aspecto funcional de nuestra personalidad lo que los genera: el ego, que es básicamente ese aspecto de nuestra conciencia que nos permite entendernos a nosotros mismos como entidades coherentes. Es lo que organiza nuestras historias personales y asegura límites saludables entre nosotros y los demás. A pesar de eso, el ego se toma su trabajo muy seriamente y puede ser un poco sobreprotector. El ego es el verdadero padre acosador, que protege a su engreído de toda amenaza, incluyendo la crítica de todo tipo. Las percepciones equivocadas a menudo se dan a pesar de tener suficiente evidencia de lo contrario, usualmente debido a que hay una gran motivación para preservarlas. El ego está feliz de proveer esas motivaciones.
Aquellos de nosotros que estamos en cargos de liderazgo, necesitamos ser especialmente cuidadosos de que nuestra ventaja particular no contribuya a tener percepciones equivocadas. Los líderes no llegan a donde están por tener precisamente poca fuerza del ego. A menudo la gente se eleva por sobre los rangos de las organizaciones, no porque ellos sean inmediatamente más capaz, sino porque se creen a sí mismos más capaces y proyectan esto a los demás. Por lo tanto, es crucial que seamos conscientes del riesgo de que el ego está escondiéndote algo.
Estamos muy fácilmente engañados al pensar que somos más perceptivos y racionales de lo que realmente somos. Seleccionamos la evidencia que respalde lo que hemos elegido creer. Nuestras mentes son expertas para arreglar los hechos y crear una historia, y cuando se trata de las percepciones que tenemos de nosotros mismos, siempre somos los protagonistas. También somos el sujeto de la “Superioridad ilusoria”, tercamente creyendo que tenemos un nivel sobre el promedio en prácticamente todo. ¿Pero todo esto es cierto? ¿Es posible que únicamente tú poseas la profunda apreciación del ambiente competitivo y por lo tanto tienes los mejores planes estratégicos? ¿Realmente estás oyendo a tu staff, o ellos piensan que vas contra la corriente sin considerar del todo sus ideas? ¿Realmente apareces como conocedor y de buen trato, o pareces arrogante y cerrado de mente? ¿Eres tú realmente la voz de la razón?
Necesitamos cultivar el entendimiento, de modo que podamos navegar exitosamente las complejidades de nuestras vidas y trabajos. Necesitamos nuestros egos, también, porque la vida es incluso más confusa sin ellos. Tenemos que aprender a establecer un sistema de balance. Necesitamos cuestionar a nuestro ego, especialmente cuando se trata de áreas que tienen el poder de construir o destruir nuestras carreras, porque el ego es muy fuerte, y porque hemos pasado toda la vida ejercitándolo, de modo que tenemos que trabajar duro para quitar sus defensas externas y así poder encontrar la verdad- especialmente sobre nosotros mismos.


miércoles, 27 de junio de 2018

Una Conferencia Introductoria por Jorge Luis Borges sobre Budismo


Resultado de imagen para borgesEn 1977, el erudito argentino y escritor Jorge Luis Borges dio una serie de siete conferencias en Buenos aires acerca de una variedad de temas, incluyendo “La Divina Comedia” de Dante, pesadillas y la Cábala. Una de ellas está llamada simplemente “Budismo”, y en ella, Borges presenta una visión general de la antigua religión oriental. Borges había dado referencias a temas Budistas en sus escritos. Aunque ciertamente él nunca le prestó tanta atención como hizo con el Catolicismo o el Judaísmo, era una fe y herencia que encontró fascinante y admirable.

Su retrato del Budismo, aunque no tan profundo, no es menos solidario. La conferencia está adaptada, parece, de un corto libro escrito el año previo, “¿Qué es el Budismo?”, una “explicación clara y concisa de la religión, su sistema de valores, y cómo algunas de sus principales enseñanzas comparten algunas similitudes con otras doctrinas”, como dice el blog Vagamente Borgesiano, que a su vez comenta que el libro de Borges- y por extensión la conferencia- “raramente va más allá de lo que uno podría encontrar en el artículo de Wikipedia sobre Budismo.” Puede ser así, pero el autor hace comentarios muy a su estilo Borgesiano en su resumen. Abajo podemos encontrar algunos extractos:
La Tolerancia Budista:
“La longevidad del Budismo puede ser explicada con razones históricas, pero tales razones son fortuitas o, más bien, son rebatibles, falibles. Creo que hay dos causas fundamentales: primero está la tolerancia Budista. Esa rara tolerancia no corresponde, como es el caso de otras religiones, a distintas épocas; el Budismo siempre fue tolerante.
Nunca ha tenido el recurso del hierro o el fuego, nunca ha pensado que fueran persuasivos… un buen Budista puede ser Luterano, o Metodista o Calvinista, o Sintoísta, o Taoísta o Católico; puede ser un prosélito del Islam o del Judaísmo, con total libertad. Sin embargo, no está permitido a un Cristiano, un Judío o un Musulmán el ser un Budista.”
Acerca de la Existencia Histórica del Buda:
“Podemos no creer su leyenda. Yo tengo un amigo japonés, un Budista Zen, con quien he tenido largas y amigables conversaciones. Le dije que yo creía en la verdad histórica del Buda. Yo creía y creo que hace 2 500 años atrás hubo un príncipe del Nepal llamado Siddharta que se convirtió en el Buda, el Despierto, el Lúcido, en oposición a nosotros, que estamos dormidos o soñando este largo sueño que es la vida. Recuerdo una de las frases de Joyce: “La historia es una pesadilla de la que quiero despertar.” Bueno, Siddharta, a los 35 años de edad, despertó y se convirtió en el Buda.
Con aquel amigo que era budista yo discutía y le decía “¿Por qué no creer en el príncipe Siddharta, que nació en Kapilovastu quinientos años antes de la era cristiana?” Él me respondía: “Porque no tiene ninguna importancia; lo importante es creer en la doctrina”. Agregó, creo que con más ingenio que verdad, que creer en la existencia histórica del Buda o interesarse en ella sería algo así como confundir el estudio de las matemáticas con la vida de Newton. Uno de los temas de meditación que tienen los monjes en los monasterios de la China y Japón, es dudar de la existencia del Buda. Es una de las dudas que deben imponerse para llegar a la verdad.
Sobre la Creencia en el Budismo:
“Las otras religiones demandan mucha más credulidad de nuestra parte. Si somos Cristianos, debemos creen que una de las tres personas de la Divinidad descendió para convertirse en un hombre y que éste fue crucificado en Judea. Si somos Musulmanes, debemos creer que no hay otro dios que Alá y que Mahoma es su apóstol. Podemos ser buenos Budistas y negar que el buda existió. O, más bien, podemos pensar, debemos pensar que nuestra creencia en la historia no es importante: lo que es importante es creer en la doctrina. Aun así, la leyenda del Buda es tan hermosa que no podemos evitar referirnos a ella.”
Borges tiene mucho más que decir sobre la cosmología e historia Budistas, en esta conferencia. Él concluye de modo respetuoso así:
“Lo que he dicho hoy es algo fragmentario. Habría sido absurdo que yo expusiera una doctrina a la cual he dedicado muchos años- y de la cual he entendido poco, realmente- con un deseo de mostrar una pieza de museo. El Budismo no es una pieza de museo para mí, es un camino a la salvación. No para mí, sino para millones de personas. Es la religión más ampliamente difundida en el mundo y creo que la he tratado con respeto al explicarla esta noche.”

***Traducido de: http://www.openculture.com/2015/01/buddhism-101-a-short-introductory-lecture-by-jorge-luis-borges.html

miércoles, 30 de mayo de 2018

Cómo reconocer a tu Crítico Interior


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Meditación: Recordando tu bondad
Si te encuentras a ti mismo rumiando las cosas de las que te arrepientes y los errores que has cometido, intenta este ejercicio. Te ayudará a redireccionar tu atención y recordar lo bueno dentro de ti. El punto es que no niegues tus errores, pero si te mantienes analizándolos, pensando en ellos e inventando historias alrededor, simplemente estás reforzando el dolor que ya te han causado. Cuando reconoces y reflexionas incluso en una cosa buena acerca de ti mismo, estás construyendo un puente hacia un lugar de amabilidad y cariño. Quedarte en ese lugar incrementa tu habilidad para ver honesta y directamente hacia lo que sea que presente dificultad y te da la energía y coraje para seguir adelante.
Siéntate cómodamente en una postura relajada y cierra tus ojos. Ahora trae a la mente una cosa que hayas hecho o dicho recientemente que sientes que haya sido amable o buena.
¡No tiene que ser de interés periodístico! Tal vez le sonreíste a alguien o escuchaste su historia, quizás dejaste ir tu incomodidad sobre un tendero lento, quizás fuiste generoso, quizás te sentaste a meditar, quizás le agradeciste al conductor del bus. No es engreimiento o arrogancia el considerar estas cosas. Es un nutrirse y reabastecerse para deleitarse en lo bueno que hay dentro de nosotros.
Otra opción es pensar en una cualidad o habilidad en ti mismo que te guste o que aprecias: tal vez te interesa ayudar a otros a aprender o estás comprometido a practicar la paciencia con tu vecino irascible.
Si aún te encuentras a ti mismo atrapado en el auto-criticismo, dirige tu atención al simple hecho de que tienes un deseo de felicidad. Hay amabilidad y belleza en eso. O sencillamente recuerda que todos los seres en todos lados quieren ser felices, todos queremos ser felices.
Nunca te sientas apenado de querer felicidad. Recuerda que es tu derecho de nacimiento. Buscar la felicidad no es el problema, el problema es que a menudo no sabemos dónde y cómo encontrar genuina felicidad y, de este modo, cometemos los errores que causan sufrimiento tanto a nosotros mismos como a los demás. Pero ese deseo de felicidad en sí mismo es válido, y cuando lo respaldamos con atención consciente, se puede volver como un instinto que nos lleva a casa o una brújula que nos lleva hacia la libertad. 
Si la impaciencia o los juicios emergen durante esta meditación, no te sientas como si hubieras fracasado. Es completamente natural. Simplemente deja que la reacción negativa baje como una ola en la playa, y fíjate si puedes regresar a la contemplación positiva sin autocrítica.
***Traducido de: https://www.mindful.org/how-to-recognize-your-inner-critic/

miércoles, 9 de mayo de 2018

Pequeños Budas en el Salón de Clase


Resultado de imagen para niños meditando en grupo claseMe uní al Salón Jade para meditación matutina en el último día de clases antes de las vacaciones escolares.
El Salón Jade es un aula de alumnos de cuarto, quinto y sexto grado en el Colegio Cambridge Montessori. Hace tres años, un ex profesor de ese salón respondió a una “animada” (código educativo para “alborotadora”) clase al instituir sesiones diarias de meditación matutina. La clase comienza el año escolar sentándose por 30 segundos, y poco a poco sube hasta 3 minutos para el fin del año escolar.
La persona que toma asistencia apaga las luces, y nos sentamos en el piso formando un círculo. Mary, la profesora del Salón Jade, les pide a todos que se sienten en una cómoda posición erguida. Nuestra primera intención para el día es cerrar nuestros ojos y mantenerlos cerrados. Mary hace sonar una campana y nos instruye a chequear cada zona de nuestro cuerpo en búsqueda de relajación y quietud. Mientras Mary nos lleva por este reconocimiento corporal, mi celular vibra en mi bolsillo, y le pido a Buda que mis vecinos no lo puedan oir. Rompí mi primera intención, al mirar y asegurarme de que el sonido haya pasado desapercibido (No hubieron moros en la costa.)
La segunda intención del día es respirar profundamente con la meta de centrarnos a nosotros mismos. Mary hace sonar la campana de nuevo y nos instruye a ir por ciclos de respiración a nuestro propio ritmo. Noto unas cuantas voces afuera en el pasadizo, pero adentro, el salón estaba tranquilo. Después de dos minutos, Mary suena la campana por tercera vez, indicando que faltan 30 segundos. Es entonces que ella cierra el círculo al tocar la campana tres veces seguidas, pidiéndonos inhalar y luego exhalar profundamente.
“Cuando estén listos, traigan su conciencia de vuelta al salón de clase,” dice ella. Las luces se encienden y Mary menciona que yo tenía algunas preguntas para el grupo y me cede la palabra.
Inicio explicando un poco sobre mi historia personal con la práctica de la meditación, luego irrumpo diciendo: “Muchachos, así que han estado haciendo esto durante todo el año. ¿Creen que los ha ayudado de algún modo?”
La clase está silenciosa al inicio. Es entonces que un valiente alumno levanta la mano. “Si tenemos demasiada energía, nos ayuda a calmarnos y nos prepara para el día.”
Un niño de sexto grado dice “También nos ayuda a concentrarnos en lo que necesitamos hacer y nuestra mentalidad se vuelve más hacia el trabajo que hacia el conversar con nuestros amigos.”
“Ya veo,” digo yo. “¿Saben de dónde vino la meditación?”
“Vino de monjes de Budismo y otras religiones que creen en la paz y en la conciencia,” responde un niño crecido en una casa Budista Tibetana. Esta respuesta parece ser suficientemente entendible para todos. Fue seguida de aplausos.
“OK,” digo yo. “Miren, pueden ser totalmente honestos al contestar estas preguntas. No hay respuesta correcta o incorrecta. Si creen que es una pérdida de tiempo, pueden decírmelo.”
“A veces creo que es una completa pérdida de tiempo, y quiero ya comenzar el día, pero muchas veces me ayuda a calmarme,” dice un niño de quinto grado.
Otro niño de quinto grado dice: “A veces vengo con demasiada energía y la meditación me ayuda.”
Una niña de sexto grado: “Ayuda si tengo energía, pero si llego cansado entonces me hace tener ganas de dormir.”
Otro niño de sexto grado: “No creo que funcione aquí porque la gente respira muy ruidosamente.”
Niño de quinto grado: “Si tuve una mala mañana, si no dormí lo suficiente, me ayuda a relajarme.”
Una niña de cuarto grado: “Sí siento que es una pérdida de tiempo. Podríamos hacerlo solo si lo necesitáramos.”
Una niña de quinto grado: “Solo me gusta cerrar los ojos y respirar profundamente. A veces sí me ayuda a alistarme para el día.”
Unos niños de sexto grado dicen: “Aprendimos al estudiar el sistema respiratorio que exhalar toma más tiempo que inhalar.” “Si te lastimas el dedo o cualquier parte del cuerpo, el no hacer muecas y respirar profundamente te calma.”
“¿Ustedes creen que seguirán meditando después de dejar el Salón Jade?”, les pregunto.
“Yo practico artes marciales y antes de iniciar hago algo de meditación o respiración profunda.”
“Tal vez a veces.”
“Tal vez antes de grandes eventos, como la gimnasia.”
“Si estoy completamente nerviosa o estresada por algo.”
“Antes de dar un examen.”
“Suena como algo que podrían usar cuando lo necesiten. Bien, una última pregunta: ¿Qué es iluminación?”
“Es cuando has entendido lo que es la vida y tienes un sentido de cómo todo va a ser y alcanzas la iluminación al tener esa sabiduría,” dice el Budista Tibetano.
Una vez más, esta respuesta fue suficientemente entendida por todos.
“Oh, gracias a todos,” les digo.
Me voy del salón y comienzo a reflexionar sobre nuestra sesión de meditación matutina. Cuando comencé a enseñar en el colegio Cambridge Montessori hace 9 años, la mayoría de los niños en el Salón Jade estaban gateando. En ese tiempo, meditar en el salón podía parecer una idea rara empleada por unos pocos profesores subversivos. Ahora, a medida que el mindfulness se vuelve cada vez más masivo, la idea no es tan loca. Tomar un tiempo para practicar el estar presente en el momento es ahora más familiar para mis alumnos que antes.
También encontré que sentarse con el Salón Jade fue un refrescante descanso de mi propia práctica, las rondas de 30 minutos que a menudo tomo demasiado seriamente. Fue un recordatorio de que la práctica puede venir en una variedad de formas y puede ser accesible a todas las edades… a menos, por supuesto, que la gente esté respirando muy bulliciosamente.”
***Traducido de: https://tricycle.org/trikedaily/little-buddhas-classroom/