Todos queremos ser felices y hay muchos libros y
maestros en el mundo que tratan de ayudar a la gente a ser feliz. Sin embargo,
seguimos sufriendo.
Debido a esto, puede que pensemos que “lo estamos
haciendo mal.” De algún modo estamos “fallando al tatar de ser felices.” Eso no
es cierto. Ser capaz de disfrutar de la felicidad no requiere que no tengamos
sufrimiento. De hecho, el arte de la felicidad es también el arte del
sufrimiento. Cuando aprendemos a reconocer, aceptar y entender nuestro
sufrimiento, sufrimos mucho menos. No solo eso, sino que también somos capaces
de ir más allá y transformar nuestro sufrimiento en entendimiento, compasión y
disfrute para nosotros y los demás.
Una de las cosas más difíciles para nosotros es el
aceptar que no haya ámbito solo con felicidad y sin sufrimiento. Esto no
significa que deberíamos sentirnos mal. El sufrimiento puede ser transformado. Tan
pronto como abrimos nuestra boca para decir “sufrimiento”, sabemos que lo opuesto
al sufrimiento ya está ahí también. Donde haya sufrimiento, hay felicidad.
Si nos enfocamos exclusivamente en buscar la
felicidad, podemos tomar al sufrimiento como algo que debamos ignorar o
resistir. Lo consideramos como algo que se mete en nuestro camino hacia la
felicidad, pero el arte de la felicidad es también el arte de saber cómo sufrir
correctamente. Si sabemos cómo usar nuestro sufrimiento, podemos transformarlo
y sufrir mucho menos. El saber cómo sufrir correctamente es esencial para
realizar la verdadera felicidad.
1. Dejar ir
El primer método para crear felicidad es el
abandonar, el dejar atrás. Hay un tipo de gozo que viene del dejar ir. Muchos
de nosotros estamos propensos a muchas cosas. Creemos que estas cosas son
necesarias para nuestra supervivencia, seguridad y felicidad, pero muchas de
ellas- o más precisamente, nuestras creencias de que son necesarias- son en
realidad obstáculos para nuestra felicidad.
A veces piensas que el tener una cierta carrera, un
diploma, un salario, una casa o una pareja es crucial para tu felicidad.
Piensas que no puedes seguir sin esas cosas. Incluso cuando has logrado todo
eso, o estás con esa persona, sigues sufriendo. Al mismo tiempo, aun tienes
miedo de que si dejas ir ese premio que has logrado, será incluso peor; serás
más miserable sin ese objeto al cual te aferras. no puedes vivir con él ni sin
él.
Si miras profundamente tu aferramiento lleno de
miedo, te darás cuenta de que es de hecho el verdadero obstáculo entre tú y tu
felicidad. Tienes la capacidad de dejar ir. Dejar ir requiere mucho coraje a
veces, pero una vez que lo haces, la felicidad viene rápidamente. No tendrás que buscarla por
ahí.
Imagina que eres una persona de ciudad yéndose de
paseo al campo. Si vives en una gran metrópolis, entonces hay mucho ruido,
polvo, contaminación y olores, pero también muchas oportunidades y emoción. Un
día, un amigo te convence de que se vayan por un par de días. Al inicio podrías
decir “No puedo. Tengo mucho que hacer. Puede que alguien importante me llame
por teléfono.”
Finalmente tu amigo te convence de ir y un par de
horas después ten encuentras en el campo. Ves el espacio abierto, el cielo y
sientes la brisa en tus mejillas. La felicidad nace del acto de dejar la ciudad
detrás. Si no te hubieras ido, ¿cómo podrías haber experimentado ese tipo de
alegría? Necesitas dejar ir.
2. Invitar semillas positivas
Cada uno de nosotros tiene diferentes tipos de “semillas”
que yacen en lo profundo de nuestra consciencia. Aquellas que regamos son las
que brotan, son percibidas y se manifiestan al exterior.
De este modo, en nuestra propia consciencia se
encuentra el infierno y también el paraíso. Somos capaces de ser compasivos,
comprensivos y llenos de disfrute. Si prestamos atención solo a las cosas
negativas en nosotros, especialmente al sufrimiento y heridas pasadas, nos
estamos revolcando en nuestras penas y no estamos obteniendo ningún nutriente
positivo. Podemos practicar la atención apropiada, regando las cualidades
saludables en nosotros al estar en contacto con las cosas positivas que siempre
están disponibles dentro y alrededor de nosotros. Eso es buen alimento para
nuestra mente.
Una manera de hacernos cargo de nuestro sufrimiento
es invitar a la semilla de la naturaleza opuesta a que salga. Debido a que nada
existe sin su opuesto, tú tienes una semilla de arrogancia, y también tienes
una semilla de compasión. Todos nosotros tiene una semilla de compasión. Si practicas
el mindfulness de la compasión a diario, la semilla de la compasión se hará más
fuerte. Solo necesitas concentrarte en ella y aparecerá de modo poderoso.
Naturalmente, cuando la compasión aparece, la
arrogancia desaparece. No tienes que luchar en contra o reprimirla. Podemos regar
de modo selectivo las buenas semillas y abstenernos de regar las semillas
negativas. Esto no significa que ignoremos nuestro sufrimiento, sino que
permitimos que las semillas positivas que ya están ahí de modo natural reciban
atención y nutrición.
Por Thich Nhat Hanh
24 de febrero de 2017
**Traducido de: https://www.lionsroar.com/5-practices-for-nurturing-happiness/
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