El entendimiento es la habilidad de ganar una comprensión precisa y
profunda de algo. La falta de entendimiento por lo tanto sugiere que tenemos
solo una comprensión vaga y superficial. Vemos una montaña en la distancia,
pero se ve borrosa; sabemos que es una montaña, pero no sabemos cuál. Sin
embargo, lo opuesto del entendimiento no es solo la falta de claridad, es la
ilusión. La ilusión implica que en lugar de ver al objeto de nuestra
percepción, estamos viendo algo totalmente diferente. Esto es, no solamente
estamos dejando de verlo completamente, sino que también lo percibimos de un
modo que distorsiona su realidad. La ilusión sugiere una falsa percepción, no
una pobre. Ni siquiera estamos viendo una montaña borrosa, sino un monstruo
agazapado en el horizonte.
Pero solo la gente loca tiene ilusiones, ¿correcto? Bueno, sí y no. Los
delirios de grandeza patológica o delirios de persecución tal vez, pero todos
sufrimos de ilusiones hasta cierto punto. Desafortunadamente, es un aspecto
funcional de nuestra personalidad lo que los genera: el ego, que es básicamente
ese aspecto de nuestra conciencia que nos permite entendernos a nosotros mismos
como entidades coherentes. Es lo que organiza nuestras historias personales y
asegura límites saludables entre nosotros y los demás. A pesar de eso, el ego
se toma su trabajo muy seriamente y puede ser un poco sobreprotector. El ego es
el verdadero padre acosador, que protege a su engreído de toda amenaza,
incluyendo la crítica de todo tipo. Las percepciones equivocadas a menudo se
dan a pesar de tener suficiente evidencia de lo contrario, usualmente debido a
que hay una gran motivación para preservarlas. El ego está feliz de proveer
esas motivaciones.
Aquellos de nosotros que estamos en cargos de liderazgo, necesitamos ser
especialmente cuidadosos de que nuestra ventaja particular no contribuya a
tener percepciones equivocadas. Los líderes no llegan a donde están por tener
precisamente poca fuerza del ego. A menudo la gente se eleva por sobre los
rangos de las organizaciones, no porque ellos sean inmediatamente más capaz,
sino porque se creen a sí mismos más capaces y proyectan esto a los demás. Por
lo tanto, es crucial que seamos conscientes del riesgo de que el ego está
escondiéndote algo.
Estamos muy fácilmente engañados al pensar que somos más perceptivos y
racionales de lo que realmente somos. Seleccionamos la evidencia que respalde
lo que hemos elegido creer. Nuestras mentes son expertas para arreglar los
hechos y crear una historia, y cuando se trata de las percepciones que tenemos
de nosotros mismos, siempre somos los protagonistas. También somos el sujeto de
la “Superioridad ilusoria”, tercamente creyendo que tenemos un nivel sobre el promedio
en prácticamente todo. ¿Pero todo esto es cierto? ¿Es posible que únicamente tú
poseas la profunda apreciación del ambiente competitivo y por lo tanto tienes
los mejores planes estratégicos? ¿Realmente estás oyendo a tu staff, o ellos
piensan que vas contra la corriente sin considerar del todo sus ideas?
¿Realmente apareces como conocedor y de buen trato, o pareces arrogante y
cerrado de mente? ¿Eres tú realmente la voz de la razón?
Necesitamos cultivar el entendimiento, de modo que podamos navegar
exitosamente las complejidades de nuestras vidas y trabajos. Necesitamos
nuestros egos, también, porque la vida es incluso más confusa sin ellos. Tenemos
que aprender a establecer un sistema de balance. Necesitamos cuestionar a
nuestro ego, especialmente cuando se trata de áreas que tienen el poder de
construir o destruir nuestras carreras, porque el ego es muy fuerte, y porque
hemos pasado toda la vida ejercitándolo, de modo que tenemos que trabajar duro
para quitar sus defensas externas y así poder encontrar la verdad-
especialmente sobre nosotros mismos.